"¿Una espina? No me he sacado ninguna espina porque al final cada uno busca su camino, hacer lo que quiere, lo que le gusta". Roberto Santamaría, portero del Girona, perjura que no tiene ánimo de revancha en su enfrentamiento del próximo fin de semana contra la Unión Deportiva, tras su abrupta despedida hace dos veranos del equipo amarillo. Y ello, a pesar de que desliza un extraño odio hacia los medios de comunicación de Canarias, a los que niega entrevistas, haciéndolos culpables en última instancia de su despedida por la puerta de atrás.

"Hicimos dos buenos partidos contra Las Palmas la temporada pasada, pero no por ello quedé más satisfecho que nadie", precisa el navarro en una entrevista realizada por el Diari de Girona, que pertenece al mismo grupo editorial que LA PROVINCIA / DLP, para reafirmar que afronta el compromiso de mañana en Montilivi con la bandera blanca en la mano y sin más propósito que una victoria necesaria para un conjunto que almacena pocos puntos en la tabla.

"Allí hay mucha gente que aprecio: jugadores, personal del cuerpo técnico, el doctor...", enumera para afianzar que no existe rastro de venganza por su ruidosa salida del club en 2009, donde adujo diversos problemas de salud, primero en su compañera sentimental y, después, en él mismo, para abandonar la entidad antes de concluyera su vínculo contractual. Tras su estado de rebeldía, donde se negó a entrenarse, la Unión Deportiva decidió cederlo al Málaga CF, donde apenas tuvo oportunidades, y más tarde traspasarlo al Girona CF, donde cumple su segunda temporada y "no se piensa mover, de no mediar ofertas muy atractivas".

La temporada pasada, durante el partido de Liga celebrado en el estadio de Gran Canaria, tuvo que soportar la enemistad de parte del graderío, quien le recordó con sorna su paso por el representativo. Santamaría no respondió de la mejor forma posible, pues tras el gol del Girona en el último instante, celebró con efusividad el tanto de los catalanes. La herida, por tanto, parecía seguir abierta y supurando.

La retirada

"Muchas veces pensaba si merecía la pena convivir con todo lo que pasaba, ya que podía estar mucho más tranquilo en casa, con los amigos", comenta el futbolista sobre su última etapa en la Unión Deportiva, donde pasó de ser un jugador idolatrado por los seguidores del Gran Canaria a un auténtico apestado.

Nunca quedó demasiado aclarada su marcha de Las Palmas y siempre se ha comentado en el entorno del club que los problemas de convivencia en el vestuario hicieron imposible su vida con el grupo.

"Girona ha sido un lugar ideal para volver a disfrutar, aprender. Estoy muy contento. Siempre daré las gracias por haber fichado por el Girona, ha supuesto para mí recuperar la confianza, jugar y disfrutar de nuevo del fútbol", afirma el portero navarro, cerrando de esta manera una etapa turbulenta en su corta trayectoria profesional, que comenzó precisamente a través de la oportunidad prestada por Juan Manuel Rodríguez en un encuentro de Copa del Rey frente al Villarreal.

Así las cosas, el navarro asegura que la victoria frente a la UD no sería "ni especial" ni tampoco "urgente". "Nos gustaría ganar por fin, eso es cierto", precisa el portero, al tiempo que subraya: "Si el sábado no lo conseguimos, pues a ver si lo hacemos en Jerez".