Soberbio en la batalla. Ese lema, en latín, aparece en el escudo de armas del Manchester City, que ayer, capitaneado por David Silva, torpedeó (0-3) al Villarreal CF, un submarino amarillo indefenso ante el potencial inglés.

El City aspira a dominar Europa y para alcanzar tan ambicioso objetivo al equipo entrenado por Roberto Mancini no le vale sólo con aparentar. Ayer, en El Madrigal, el conjunto británico salió a imponer su ley con todo lo bueno que tiene en nómina. Y tan contundente ejercicio de poderío fue demasiado para un Villarreal CF debilitado por las dudas provocadas por su mal inicio de curso y, sobre todo, por su amplio parte de bajas.

Con Senna, Rossi, Nilmar, Camuñas o Cani de baja, el Villarreal CF admitió desde el minuto uno que la única posi- bilidad para hincar el diente, sobre el tapete, a un rival tan tremendo era resistir en la trinchera. Así, reconocido el papel de víctima, el equipo local replegó líneas, se acurrucó alrededor de la portería de Diego López y trazó todos sus caminos hacia el área rival a partir de cualquier opción de contragolpe.

Tal escenario se convirtió en una bicoca para el City, cómodo con la pelota y atrevido en cada movimiento. Y ahí, en la tarea de lanzar al equipo de Manchester hacia la elite de la Liga de Campeones, en la casta más exquisita del fútbol europeo, David Silva lleva el peso. Con libertad de movimientos en la pizarra de Mancini, el futbolista grancanario se descuelga en busca de la pelota para lanzar cada ataque citizen, ordena y manda cuando el balón lo tiene un compañero y en cada acción, en cada oscilación sobre el terreno de juego, marca el paso del rival.

Si Silva se deslizaba hacia una banda, la zaga amarilla, atenta al peligro del jugador de Arguineguín por un costado, se abría en canal por el centro. Si Silva retrasaba su posición, en busca del balón en la medular, entre él y Yaya Touré combinaban para hacer recular a un adversario temeroso. Y si Silva atrapaba la pelota y la cosía a su pie izquierdo, el Villarreal CF temblaba.

No se inmutó el City cuando Joselu, en una contra bien lanzada por Mario con un balón en largo hacia la espalda de la retaguardia rival, se plantó ante Hart y sólo su mal control evitó que dinamitara el dominio del equipo inglés. El City siguió a la suyo: adelantar líneas, ganar metros por perseverancia y buscar a Silva para dar con el camino hacia Eldorado.

Y el grancanario lo encontró. Vaya si lo encontró. Al filo de la media hora de juego robó una pelota en la medular, avanzó metros, dejó atrás rivales y encontró, por un pasillo inmejorable, a Yaya Touré. El centrocampista africano, inmenso, hizo todo lo demás. Y todo a la perfección: se adentró en el área y cruzó su disparo lo justo para superar a Diego López (0-1, min. 29).

Sentencia Balotelli

El gol no espoleó al Villarreal FC, que quedó grogui entre las cuerdas y con poco orgullo. Sin capacidad de reacción, sin muchos recursos para una prueba tan exigente, el conjunto de Garrido se encogió. Con todo a favor, resultado y un contrincante con la moral por los suelos, el City se marcó un baile en El Madrigal. Sin dudar, se quedó con el balón. Movió y movió el esférico por cada metro cuadrado del terreno de juego a la espera de una ocasión para sentenciar el pulso y, de paso, reservar plaza para la siguiente fase de la Liga de Campeones.

Probó con Nasri, incisivo por la banda izquierda y que, en un par de jugadas, trazó la diagonal para, con su pierna buena, la derecha, intimidar a Diego López con un par de disparos duros y secos. Sin acierto el extremo francés, el City también lo intentó con Mario Balotelli. Sobrado de talento, el delantero italiano se movió a su antojo por la línea de vanguardia británica. Combinó bien con Silva, Touré o Nasri. También dibujó el hueco a la espalda de la defensa local, pero no encontró el pase justo de algún compañero.

Fino, con la confianza de Mancini, Balotelli probó en solitario. Y así, en el descuento de la primera mitad, la armó él solo para incendiar El Madrigal. En otra jugada que inició Silva, que se empeñó en controlar un balón largo, soltado sin mucha precisión desde las catacumbas de su zaga, para encontrar a Yaya Touré que, generoso, habilitó al atacante italiano. Balotelli, lanzado, entró en el área para, un instante después, ser derribado por Musacchio.

Pedro Proença, árbitro del partido, señaló penalti y el propio Balotelli, sobrado, batió a Diego López (0-2, min. 45). Liquidado el asunto, el partido llegó al segundo periodo, acto en el que el City mantuvo por todo lo alto su fiesta futbolera con otro golazo de Touré (0-3, min. 70), David Silva salió ovacionado de El Madrigal y Ángel López recibió el cariño de su afición al entrar al terreno de juego.