José Antonio Camacho, seleccionador nacional de China, prepara un importante choque mañana ante Iraq. En juego está la clasificación para el Mundial. Hemos hablado con él y nos ha contado cómo es su vida en Pekín.

Vive cerca de la embajada, muy cerca de sus ayudantes, y en cuanto se junten suficientes españoles, habrá barbacoa. "Todo se andará, enseguida que conozcamos a la gente y haya buena disposición se hará porque es algo muy típico entre españoles", ha afirmado.

Y aunque para trabajar necesite intérprete, ya se defiende en mandarín, al menos para pedir una cerveza fría.

Su reto es meter a China en el Mundial y para ello, el idioma no es su mayor obstáculo.

"La mayor dificultad es subir el nivel del fútbol en China", ha asegurado.