Europa le cambia la cara a este Gran Canaria 2014, que recupera serenamente el tambaleante paso en la arena doméstica. El equipo de Pedro Martínez dominó con solvencia al Lokomotiv Kuban, entrenado por Bozidar Maljkovic, que sólo puso en aprietos a los amarillos (anoche de blanco continental) en el tercer cuarto. Los anfitriones, apuntalados por un excepcional trabajo coral y con decorosos porcentajes en el tiro, completaron el mejor partido de la temporada ante su hinchada.

Beirán prendió el luminoso local con un triple que después repitió Marquez Haynes desde la misma posición. El Gran Canaria empezó a fluir en ataque como pocas veces lo ha hecho durante el curso. Con cadencia, el conjunto de Martínez se fue adueñando del primer parcial.

Buena sintonía defensiva y transiciones veloces fueron la receta. La salida a la pista de Michael Bramos le dio una vuelta de tuerca más al asunto. Una canasta, tras una pérdida de balón rusa, y un triple frontal puso en el electrónico la primera ventaja sólida del partido (18-10). Los posteriores tiros libres de Green forzaron el primer tiempo muerto de Maljkovic.

Tras la interrupción, Román Martínez tomo el testigo de Bramos en el último minuto del primer cuarto. El norteamericano, muy aplaudido anoche, se desperezó con una buena canasta, tras la asistencia de Nelson y, después, con la bocina sonando, encestó in extremis para darle una ventaja holgada a los amarillos (27-17).

Un par de triples precipitados y una pérdida de balón de Haynes revivieron al Lokomotiv, que solo tenía pulso con Massey y el móvil Grigoryev. La tercera falta de Bellas complicaba la situación, pero se destapó otra vez Martínez, un jugador espasmódico. Dos triples suyos y otra pérdida de balón de los hombres de Maljkovic, al que le señalaron una técnica, alejaban de nuevo a los anfitriones.

Palacios calentó la muñeca para estirar la ventaja, pero dos pérdidas consecutivas, una mala selección en el tiro y un triple de Massey comprimió el cotarro. Su socio, Grigoryev, también se lucía. Un mate estrechaba la ventaja a un suspiro antes del intermedio (43-41).

Con el partido abierto en canal en el tercer cuarto, los rusos empezaban a tomar color. El resultado era una especie de goma que no terminaba de partirse para el Gran Canaria. A las canastas de Haynes, respondía con acierto Ali Traoré, escondido en el fondo del banquillo hasta ese instante.

Y en medio del tira y afloja, en medio del tercer parcial donde todos los balones quemaban, Massey se enfadó de manera airada con Bykov, a quien reclamó más nervio defensivo, y pareció ser el principio del fin para el Lokomotiv. Nelson aprovechó el agujero y la historia empezó a clarear para el Granca. El palmeo de Ekperigin cerraba la historia del tercer cuarto (62-57).

Nelson, imperial en la fase decisiva, encontró a un amigo en Green, quien percutió con precisión sobre el aro ruso, cada vez más grande. Los últimos minutos del duelo, con la sociedad americana funcionando a tope, resultaron un bálsamo para la hinchada que respiró feliz.