Tras el fiasco que supuso la visita a un Huesca colista, la UD Las Palmas, quince días después, vuelve a presentarse al mismo examen, el que plantea enfrentarse de nuevo al farolillo rojo de la categoría. Sin Jonathan Viera ni David González y con el estilo bajo estudio, la reválida amarilla ante el Cartagena repite el mismo objetivo, el de sumar tres puntos vitales lejos del Gran Canaria, con los que plantarse entre los aspirantes a cotas mayores. Pero una duda sobrevuela el entorno de la expedición amarilla: ¿tendrán los pupilos de Juan Manuel la lección aprendida?

La Unión Deportiva sufre cuando se enfrenta a rivales de la zona baja. Así lo marca su pasado más reciente y su caminar por la presente temporada. El grupo de Juan Manuel se siente cómodo con espacios por delante y frente a conjuntos (Valladolid, Celta, Villarreal B) que no dudan en asumir el control del balón y el dominio. Por otro lado, la estrategia se queda sin respuesta cuando el oponente, como hicieron Elche o Murcia, opta por cerrar filas en torno a su área. Los rivales lo saben y cuentan con este condicionante extra en su motivación. Por lo tanto, Las Palmas no solo se enfrenta al reto de los tres puntos. Una victoria ante el colista clasificatorio mandaría un mensaje poderoso, ese que quiere gritar a los cuatro vientos que esta UD no es un equipo que resucita a los muertos.

Aprender la lección

Para ello, tanto los jugadores como los técnicos han incidido en señalar que han aprendido de lecciones anteriores, bajo la teoría del ensayo y el error. Por un lado, tanto el capitán del equipo, David García, como los gemelos Suárez, Roque y Laguardia entre otros han apuntado esta semana al factor de la ambición en su juego. Salir desde el minuto uno a por la victoria debería ser un ingrediente insustituible en la receta de cada partido, sin embargo en el Alto Aragón oscense la UD sesteó en ese uso de los tiempos, de menos a más, que defiende su técnico, hasta que se vio derrotado y sin reacción con un hombre menos y con el marcador en contra.

El triunfo resolutivo, 3-1, de la pasada jornada es el camino a seguir. Así lo aseguran las voces autorizadas del vestuario. Ante el Villarreal B, la UD se hizo con el control del balón, adelantó su presión y con dos delanteros sobre el terreno de juego anuló por completo a su rival al tiempo que regaló a la sufrida afición amarilla los más estéticos 45 minutos de la temporada. Sin embargo, este giro de 180 grados en el planteamiento táctico corre el riesgo de completar el círculo, llegar a los 360 y volver, ante el Cartagena, al punto de partida.

Juan Manuel guarda sus cartas pero esta UD modifica su propuesta en función al rival. El representativo grancanario es blanco o negro según el contrincante. No existen los grises. Es parte del ideario de lo que conlleva jugar en Segunda, según la visión práctica de Juan Manuel Rodríguez. Pero si bien este esquema ha dado sus frutos como conjunto local, fuera del Gran Canaria ha sido un absoluto fracaso, salvando el éxito de Balaídos.

A cero

Mantener la portería de Barbosa a cero es vital. Pero en cuanto recibe el primero, el resto del equipo se encuentra sin argumentos. La propuesta, así como la alineación de la UD se ha convertido en ejercicio para expertos en jeroglíficos.

En este apartado, la del once inicial, la UD cuenta con dos variantes con respecto a la última jornada. Viera, con cinco tarjetas, y David González, con un esguince de tobillo, faltan al examen. El primero podría ser relevado por Sergio o Vitolo. Todo es posible en el corolario de sorpresas habitual del entrenador. Lo que está claro es que los ojeadores y scouters rivales se encuentran, de igual manera, a la expectativa del movimiento en el tablero de Juan Manuel.