En esto del fútbol, como en todos los deportes, las confrontaciones se deciden en los pequeños detalles. Y el choque entre el Real Madrid y el FC Barcelona de anoche en el Bernabéu, el clásico de todos los clásicos, el mejor partido del planeta, también se decidió en los pequeños detalles, como no podía ser de otra manera.

El primero y más importante de esos detalles, que en absoluto es pequeño como podría pensar la mayoría, es que, hoy por hoy, el cuadro de Pep Guardiola sigue siendo, futbolísticamente, muy superior al Real Madrid. Por todo. Por estrategia, por ambición, por noción de fútbol, por ejecución, por... Lo que se quiera añadir cabe.

El Madrid de Mou se las prometía muy felices cuando el pequeño detalle del error de Valdés le supuso adelantarse en el marcador antes del minuto de juego. Pero otros detalles importantes dieron la vuelta al marcador: dejar solo a Messi y marcar por delante a Alexis, el balón que desvía Marcelo, no despejar en el gol de Césc...

Muchos pequeños detalles que, sin embargo, no ocultan la gran realidad del fútbol español y mundial: hay que reconocer sin ningún tipo de dudas que el FC Barcelona y Guardiola son los mejores del mundo. Por mucho que duela a los merengues.