"Quien dijo que se juega mejor con diez que once jugadores es porque nunca jugó con diez". La declaración pertenece a Juan Manuel Rodríguez, entrenador de la Unión Deportiva, que formula una precisa réplica a la célebre cita de Bujadin Boskov, mítico técnico balcánico del Real Madrid. Más allá de formulaciones más o menos teóricas y retóricas, la plaga de expulsiones se extiende como una mancha de aceite en Las Palmas con el paso de las jornadas. Los amarillos recibieron, tras la expulsión de Javi Guerrero por doble amonestación, su octava cartulina roja de la temporada en Cartagena, lo que se ha convertido en un mal endémico dentro del curso. A esta cifra hay que unir las tres expulsiones del entrenador y la que recibió el sábado Francis Suárez cuando se encontraba en el banquillo, una vez que había sido relevado. La sangría continúa.

Guerrero ha sido damnificado en dos oportunidades en las últimas semanas, el sábado en Cartagena y en Soria frente al Numancia. En las dos ocasiones, el delantero madrileño se marchó del campo sin dar una sola patada al adversario, sin un mal gesto censurable. La doble amarilla del último partido, según el acta arbitral, se debió al hecho de alejar el balón de donde se debía sacar una falta y por un agarrón a un contrario en el centro del campo. La roja anterior había sido por una mano voluntaria dentro del área pequeña cuando el numantino Julio Álvarez se disponía a percutir sobre la portería amarilla.

Muchos minutos

Si hay algo que resulta alarmante en estas expulsiones es el minuto en que se reciben. Casi todas las tarjetas rojas se han producido con mucho o suficiente tiempo de encuentro por jugarse, lo que ha dado enormes opciones al rival para que termine haciéndose con los puntos. Ya está descrito el caso de Javi Guerrero en Cartagena, excluido a 33 minutos del final del partido, aunque existen otros casos parecidos, donde el grupo de Juan Manuel ha debido de remar a contracorriente durante un tramo importante de algunos encuentros.

Por recordar lo más reciente, Mariano Barbosa fue expulsado en Huesca en los últimos compases de la primera parte hace quince días. En esa ocasión, el castigo para Las Palmas se multiplicó al señalar el colegiado Prieto Iglesias un penalti que convirtió Camacho en el primer gol local. Pero la colección de adversidades comenzó a la misma vez que el campeonato. Sergio quedó fuera en Guadalajara en el minuto 29, por doble tarjeta y, una semana después, Herner, en el 18, frente al Alcoyano, con roja directa. Estos dos episodios acontecieron antes de la debacle de Girona, donde la Unión Deportiva pasó de un holgado 0-2 a un desastroso 4-2, tras ser expulsados el central argentino, de manera directa, y Vicente Gómez, al recibir doble cartulina amarilla. La lista negra en el primer cuarto del calendario se ha ampliado con Juanpe, que tuvo que tomar el camino de los vestuarios tras recibir dos tarjetas frente al Murcia. Esa expulsión lo borró de manera momentánea de las alineaciones titulares.

A vista de pájaro, la Unión Deportiva no se muestra como un equipo agresivo en el terreno de juego. La percepción es todo lo contrario. El grupo de Juan Manuel se muestra como un conjunto noble, que incluso peca de no emplearse con mayor fortaleza en determinadas zonas del terreno de juego y en momentos del partido. E incluso aquellos elementos que han sido más combativos, como Diego Herner, han sufrido una especie de "domesticación".

Puestos en fila india los minutos donde los amarillos han quedado en inferioridad numérica el sumatorio se eleva a 265. Lo que en la práctica se traduce en jugar con un futbolista menos tres partidos completos. Se puede convenir que la ventaja al adversario es superlativa, más aún cuando a los rivales de la UD sólo les han expulsado a un jugador. Fue Lozano, del Murcia, en el minuto 52 de partido, pero 25 minutos después se igualaría con la roja a Juanpe.