Variante con cuatro mosqueteros y sin premio. Juan Manuel Rodríguez, durante la primera parte de ayer ante el Hércules de Juan Carlos Mandiá, dio rienda suelta a su nervio ofensivo y puso en liza a Mauro Quiroga, Javier Guerrero, Jonathan Viera y Víctor Machín Pérez 'Vitolo'. Cuatro puñales para reventar la muralla de Falcón, el Zamora de plata que solo había recibido 13 dianas en el campeonato.

El descaro y la predisposición del estratega amarillo fue acompañada por una presión asfixiante que controló a un Hércules desquiciado. Pitados por su afición, el bloque de Mandiá estaba maniatado y Mariano Barbosa disfrutaba de su partido más cómodo.

Míchel y Tiago Gomes desafiaron la puesta en escena de Juan Manuel con dos tímidas penetraciones. Laguardia y David García lucieron sus galones y la UD se percató de la miseria de un coloso venido a menos.

En el minuto 22 de encuentro, la UD Las Palmas completó una acción de tiralíneas que define el ADN del equipo. David González, el mejor de la primera parte, cedió a Vitolo que se montó en su caballo salvaje por el costado derecho. El extremo conectó con precisión con Javi Guerrero y el centro del madrileño lo desbarató Falcón cuando Mauro Quiroga esperaba la gloria. Recuperación, tensión y velocidad. Pizarra de hormigón.

El torrente de pólvora roja, color de la segunda equipación de la UD Las Palmas y que estrenó en Alicante en esta edición liguera, tuvo su momento de magia en el 24. Quiroga, debajo del larguero, se estrelló en el cuerpo de Falcón que volvió a cruzarse en el camino de la UD.

Ya en el tramo final del primer tiempo, el argentino Mauro Quiroga gozó de la tercera ocasión para adelantar al bloque grancanario. Samuel y Falcón levantaron la muralla azul que perpetró el 0-0 hasta el descanso.

Venganza perfecta

Quiroga, titular por sorpresa y que fue noticia durante la semana por la bronca que recibió de Juan Manuel en el 'partidillo' ante el Juvenil A, fusiló a Falcón tras un gran centro de Ruymán. El efecto sorpresa dio con el tesoro. 'Quirogol' logró su tercera diana del campeonato y confirmó su rol de asesino de área.

La asistencia del lateral de Arucas también merece un aplauso. Voluntarioso y generoso en el esfuerzo, Ruymán acompañó la jugada hasta el mismo infierno. Una consigna que le avala como un carrilero de largo recorrido.

De la venganza perfecta de Mauro Quiroga a una descomposición injustificada. Solo seis minutos después, los amarillos recibieron el tanto del 1-1 en una acción desafortunada. Barbosa se 'tragó' un balón que brindaba al coloso Hércules una oportunidad de oro para resucitar.

Carlos Calvo equilibró la contienda y disparó la furia del Hércules. Solo con un empujón de raza, la UD abortó su plan ultra-ofensivo. Con Viera en otro planeta, la contienda se convirtió en un ejercicio de fe.

La retirada de David González del césped, tras ser cosido a faltas por Sardinero y Mora, fue el principio del fin. Sin la brújula, y con Vicente Gómez como enganche, el sistema ofensivo saltó por los aires.

Juan Manuel Rodríguez apostó por la entrada de Portillo [minuto 76 de partido]. Una decisión controvertida porque el exjugador del Hércules y Real Madrid merecía más protagonismo en su vuelta a casa.

El héroe del último ascenso a Primera del Hércules no pudo participar de la fiesta. Formó parte del club de los ausentes junto al poeta Viera.

El de la Feria y Vitolo acabaron disparando desde fuera del área. Metamorfosis sin tributo. La UD dio por bueno el empate y cedió en la presión.

Tendencia alarmante

La predisposición inicial de cuatro jugadores de ataque y la apuesta por Vicente, Portillo y Sergio -mimbres de corte estético- no dio con la victoria. El fatídico y controvertido penalti fue un castigo excesivo para un equipo que coqueteó con la victoria durante muchos minutos.

Abatida en el Rico Pérez, la UD encadena ocho jornadas con una pírrica victoria [lograda ante el Villarreal B en la 16ª jornada]. No vence con el rol de visitante desde que conquistó Balaídos el 8 de octubre. Ahora llega el filial del Barça, una factoría que baila al son de Messi.

La crisis de resultados coincide con una apuesta valiente; en ocasiones salvaje. Un orden que sigue caminando por encima del talento. Ayer, Viera quedó encorsetado en la autopista izquierda y su torrente de magia pasó desapercibido. Falta lucidez y liderazgo. La UD debe recuperar el caminar diabólico que lució ante el Villarreal B. Solución o nuevo naufragio.