El Gran Canaria 2014 es actualmente un 80 por ciento de corazón y un 20 restante de juego. Por eso ayer, con las bajas por lesión de Spencer Nelson y Taurean Green, pese a remar contra viento y marea ante un Valencia Basket que marcó las diferencias en el primer cuarto, nunca tuvo opciones reales de llevarse el partido. Sin ataque ni puntos y con el único argumento del propio orgullo, lastrado por unos refuerzos que no acaban de despertar, el equipo insular perdió su cuarto partido como local, 63 a 71, ante un equipo taronja liderado por Rafa Martínez y Nando de Colo. Mientras, a la afición amarilla le toca sufrir, si nada cambia, por estar un año más en la máxima categoría del basket nacional.

El Valencia, en la lucha por entrar en la Copa del Rey, sabía de la importancia que conllevaría marcar desde el principio el tempo del partido. Tras la derrota por 33 puntos ante el Lagun Aro la hoja de ruta de los visitantes en el Centro Insular de Deportes está servida de antemano. Intensidad defensiva y un arsenal de triples componen la receta. Ya nadie teme al fortín amarillo. Por eso cuando Marquez Haynes anotó de tres para inaugurar el marcador, el equipo dirigido por Paco Olmos respondió con ocho casi seguidos y sin apenas margen de error en los primeros 15 minutos del choque. Fue un golpe directo a la línea de flotación de la castigada moral claretiana.

Nando de Colo (17 puntos), Rafa Martínez (16), Caner-Medley (16) y Víctor Claver (9), uno detrás de otro, martillearon el aro grancanario sin compasión. Los de Pedro Martínez llegaron a verse, en un abrir y cerrar de ojos, perdiendo por 15 puntos (15-30) al inicio del segundo cuarto y la negra sombra de una nueva humillación sobrevoló el recinto de la Avenida Marítima. Sin embargo, los claretianos esta vez no estaban dispuestos a permitir el agravio y, apoyados en el ánimo incondicional de su masa social, comenzaron una exhibición de coraje y pundonor. Remar y sufrir para acercarse tímidamente en el electrónico.

Tomás Bellas (7 puntos), Javier Beirán (6), Juan Palacios (14), Xavi Rey (8) y Marquez Haynes (16) conforman el corazón de león de este equipo. A base de lucha y garra encontraron el camino de la honra en la primera mitad (26-37).

Problemas ofensivos.

La defensa amarilla logró cortar la hemorragia que supuso su línea de 6,75, pero lo que tanto costaba ganar en un lado se perdía con facilidad en la otra orilla a través de un ejercicio de golpear el rojo metálico de la canasta ajena. Atacar en estático comprende un universo de dificultades para los de amarillo (ayer recibieron hasta seis tapones). La estrategia valenciana se limitó a cerrar filas en torno a su aro para, con una defensa zonal, regalar el lanzamiento exterior a los insulares. Los triples amarillos no entraron hasta el último cuarto, por lo que de esta manera el Granca chocó contra un muro que golpeó con dureza su débil psique. Pero siempre que los de Martínez amagaron con bajar los brazos se encontraron con ese impulso extra desde su grada, con algún rebote milagroso y con alguna jugada de raza y pundonor marca de la casa.

El último cuarto fue harina de otro costal. Dos canastas de Palacios en sendos reversos y un triple de un Alando Tucker que no encuentra su lugar en el equipo acercaron al Granca a siete puntos, 47-54. El Valencia respondió con dos puntos de Lishchuk antes de que Haynes se uniera al intento de remontada con un triple. El rival levantino vivió entonces de su visita a la línea de personal para mantener su renta mientras que Bellas y Haynes mantenían la llama de la esperanza con vida. El Gran Canaria se puso a cinco a dos minutos del final pero Faverani y De Colo sentenciaron el duelo (63-71).

La tercera derrota consecutiva, aparejada a la irremediable sensación de impotencia, dejó un poso de amargura en el aficionado grancanario que ve cómo, a una derrota del abismo, su equipo se acerca peligrosamente a los puestos de descenso a la liga LEB.