En navegación aérea se conoce como punto de no retorno el momento en un vuelo en el que, debido al consumo de combustible, un avión ya no es capaz de volver al aeropuerto de origen. Después de pasar estas coordenadas en la ruta establecida, la nave no tiene más opción que seguir a algún otro destino.

En este escenario, con el equipo con una victoria de renta sobre los puestos de descenso, se encuentra hoy el Gran Canaria 2014, lejos del plan de vuelo preestablecido, con viento de cola, por su pasado más reciente. Ahora, el rojo, ante el error en ataque, parpadea en su cuadro de mandos por lo que toca aunar esfuerzos, remar en grupo, recordar valores y salvar la nave.

Hoy (Centro Insular de Deportes, 11.30h.) el duelo ante un Asefa Estudiantes en racha ascendente marca el inicio del desafío por la permanencia. El reto está fijado en las 11 victorias mínimas de media que en la última década ha exigido la salvación. Quizás alguna más. Para ello el conjunto amarillo cuenta con una cara nueva. Óscar Alvarado es el hijo pródigo que regresa tras destacar en La Palma y por encima de su aportación numérica debe contagiar a sus compañeros la misma dosis de valentía y descaro que demostró en el último tramo del anterior ejercicio. Sin Nelson, con la duda en la gripe de Beirán y condicionados por la tensión y la responsabilidad, tras la racha de derrotas, el playmaker local puede ser medicina para el alma. Enfrente estará un Estu en progresión tras encadenar dos triunfos. Jayson Granger ha asumido el mando de una plantilla veterana y curtida en mil batallas, como sirve el ejemplo de Carlos Jiménez. Pero el CID promete sangre en los oídos.