Las indicaciones del nuevo cuerpo técnico, el sonido que emite el balón cuando impacta con la bota de algún futbolista, el soplo del viento y el murmullo de los aficionados, son los destellos que nos deja el primer entrenamiento de la pretemporada de la Unión Deportiva Las Palmas.

Un centenar de aficionados amarillos quisieron vivir in situ cómo sus jugadores se ponían el mono de trabajo y embarcaban en un barco cuya travesía se espera no venga alterada por los oleajes propios de la alta mar. El viaje será largo y duro, pero el punto de partida recoge la ilusión y el entusiasmo de unos pasajeros que esperan el embrujo y la magia de uno de los trayectos más placenteros de sus últimos años.

La expectación, la motivación y la ambición son los protagonistas principales que la pasada tarde imperaban en el lateral que separa el rincón del aficionado del tapete verde de Barranco Seco.

Poco a poco las butacas y los muros de la instalación deportiva dejaban de lado la soledad acumulada en estas cinco semanas de ausencia futbolística, para darle la bienvenida nuevamente a los fieles amarillos. La tarde no tenía cabida para negarle la entrada a los sufridores. Hombres y mujeres, adultos y niños. Todo vale en este equipo y para este nuevo proyecto.

La reconocida afición amarilla, los del pío pío, aquellos que sueñan con volver algún día al Insular, sólo tienen en mente volver a la Liga de las Estrellas. Solo escuchar las numerosas conversaciones entre ellos delata la importancia que tiene para ellos la Unión Deportiva. Entre muchos de los aficionados que llenaban el recinto podíamos observar la presencia de uno de los aficionados más carismáticos con los que cuenta el equipo amarillo: El Mejicano, fiel seguidor que cada 15 días acude a llenar con su gorro y su bombo el estadio de Gran Canaria, y que esta vez no ha querido perderse la cita con el equipo de sus amores.

Como él, está Alejandro Sánchez un chico canario pero afincado desde hace muchos años en Sevilla. Aficionados como él, son los que hacen más grande a este equipo . La pasión y el amor por esta entidad lo retransmiten sus palabras, unas palabras de confianza y de compromiso, de seguir tiñendo de amarillo su corazón aunque la distancia se interponga entre él y su tierra. Hay que seguir abriendo caminos, "el camino de seguir animando", señala.

Antonio Rivero, Naybet Lauro y Kiova Betancourt, aficionados y abonados del conjunto canario coinciden en la importancia que tiene el color amarillo en sus vidas. "Desde pequeñito me lo han inculcado" señala Antonio Rivero, mientras el pequeño Naybet añade que " es y será el equipo de mi vida".

Los aficionados creen en este equipo, en este nuevo entrenador, los fichajes son bien recibidos, ahora solo falta esperar a que los resultados acompañen y que el refrán: "A quien madruga Dios le ayuda", se vista de amarillo y traiga una bendición divina, que falta hará en la temporada que se avecina.