El delantero del Getafe Diego Castro dedicó su gol de anoche frente al Mallorca a su amigo y entrenador del Sporting de Gijón Manolo Preciado, fallecido el pasado mes de junio de un infarto.

Tras marcar, el delantero pontevedrés se deshizo de la camiseta y mostró otra con la imagen del malogrado Manolo Preciado, a la que besó dedicándole su primer gol de la campaña. "El primer gol se lo quería dedicar a él. Era mi amigo, todos sus amigos lo recordarán", afirmó para justificar su dedicatoria, que le costó una tarjeta amarilla.

En cualquier caso, pese a la sanción manifestó no estar arrepentido. "Sabía que iba a ser amarilla. Era consciente, pero me da igual y el entrenador sabía que lo iba a hacer. Si por lo que sea no me quitan la amarilla, es una amarilla que mejor me ha sentado en mi vida", analizó.

"Lógicamente, si tienes que hacer una falta táctica que te supondrá la segunda, seguramente no lo haría. En este sentido es solidario con el acto que iba a hacer y que podía haber repercutido en el nivel del equipo. Pero al final salió bien", añadió.