Cuenta Enhamed que la natación adaptada, como la vida, es una lucha constante contra uno mismo. Una disciplina en la que para poder competir el deportista, sin tener referencias externas, debe pensar que todos sus rivales en carrera están siempre por delante. De esta manera resume el nadador invidente la base de su éxito, basada a partes iguales en el trabajo y una mentalidad positiva. Y es que Enhamed siempre dice que ganó la ceguera; nunca que perdió la vista.

"La piscina me ha enseñado que debemos pagar un precio por lo que queremos y que para conseguir un reto hay que marcarse primero un objetivo imposible y después convencerte de que es del todo posible", aseguró ayer Enhamed. Entre iguales y ante un auditorio lleno de jóvenes promesas del CN Metropole -club al que pertenece desde el mes de febrero- el medallista grancanario habló de valores, de esfuerzo, sacrificio y compañerismo en una conferencia titulada: Enhamed, un reto olímpico, un reto con la vida. Además, como punto central de su conferencia, explicó las claves en la preparación mental que le permitió convertirse en plusmarquista mundial en el año 2007.

"Antes cuando no me salían las cosas me enfadaba. Era como cuando chocaba contra una farola y siempre culpaba a la farola", expuso para explicar cómo su vida cambió cuando entendió que debía superar las frustraciones de su vida. "No entendía cómo en el año 2007 no había mejorado los tiempos de 2004 pese a haber aumentado las horas en la piscina", explica al relatar cómo dedicó mucho tiempo a investigar entre sus ídolos para saber qué era lo que realmente les diferenciaba. "Me di cuenta de que unos días estaba cansado y protestaba y otros igualmente cansado seguía entrenando por lo que lo importante dependía del enfoque que le dieras a las cosas", expone, antes de añadir: "Entonces eliminé todo lo que en mi cabeza me perjudicaba para no entrenar siempre al máximo, hasta la música triste, y me propuse, como objetivo, batir el récord del mundo porque sabía que era un imposible". Enhamed logró cuatro medallas de oro y pulverizó el récord del Mundo en 100 metros mariposa en un agua que recuerda congelada y ante la sorpresa de todos los analistas.

"Entonces pensé en mantener esta filosofía y lo aumenté a lo bestia. Solo hacía lo que me beneficiaba, como una obsesión", señala, antes de apuntar: "Llegue a Pekín y como no los veía me convencí de que todos los chinos del público me estaban animando a mí". Enhamed recuerda entonces la carrera perfecta. Logró cuatro medallas de oro, dos récords del Mundo, dos de Europa y uno Paraolímpico. "Con esta mentalidad muchos aspectos de mi vida han mejorado y ahora puedo ayudar a otros a mejor las suyas", finalizó.