El pasado lunes fallecía en la capital grancanaria Juan Francisco Rivero Gómez (Las Palmas de Gran Canaria, 31 de marzo de 1940), considerado como uno de los grandes jugadores en la centenaria historia del golf de Gran Canaria. Decir de él que ingresó como socio familiar en 1955 en el Club de Las Palmas, dando sus primeros golpes en el ya desaparecido campo del Lomo del Polvo, en el capitalino barrio de Escaleritas.

Con la entidad decana emplazada ya en el actual recorrido de Bandama, Juan Francisco Rivero comenzó a disputar allí sus primeras competiciones oficiales. Y pronto llegaron sus éxitos. Así, en las temporadas 1958 y 59 conquistó los primeros campeonatos de dobles en juveniles, así como el individual absoluto. En todos los casos las victorias las obtuvo con holgura, lo que le permitió intervenir al año siguiente en los torneos de superior categoría de la sociedad.

En 1960, y como fruto de su buen quehacer, ganó la copa reservada para los hándicaps 24. Y ese mismo año, en un logro sin parangón en la historia de Bandama, conquistó al mismo tiempo el campeonato absoluto del club, concretamente la siempre famosa Copa Blandy. Hecho éste que repetiría en los años 1963 y 1967.

En su palmarés, además de imponerse en varias ediciones de las copas Ciudad de Las Palmas y en diversos torneos con diferentes patrocinios comerciales, figuran sus triunfos -muchos de ellos espectaculares- en las copas Pagan (1973), Robinson (1972), Cragg (1960, 1961), Victory (1960, 1961 y 1971), Capitán (1960) y Wimbledon Park (1971 y 1972).

A nivel regional, añadir que Juan Francisco Rivero llegó a jugar como competidor número uno del equipo de Las Palmas, marcando el récord de haber estado presente -como figura estelar- en todos los encuentros -con triunfos añadidos- que su club disputó al Real Club de Tenerife.

Entre las victorias más sonadas de su carrera deportiva figura la que a principios de la década de los sesenta logró, en el Real Club de Golf de Las Palmas, ante el profesional galés Brian Hugget, que en aquellos días se había impuesto a las primeras figuras, tanto amateur como profesionales, de Bandama. En un mano a mano disputado con gran asistencia de espectadores, Juan Rivero le superó aquel día por uno arriba en el hoyo 18, luego de materializar cinco birdies seguidos en el recorrido final del campo.

Retirado de las competiciones a mitad de la década de los setenta, Juan Rivero aún tuvo arrestos para volver a jugar al golf a principio del año 2006, deslumbrando a todos los competidores del club decano por su especial dominio en todos los golpes de este siempre complicado deporte.

Dotado de una gran cultura deportiva, Juan Francisco Rivero ejerció hasta los últimos meses de su vida como asesor de los jóvenes -y menos jóvenes- valores de su entidad de toda la vida, el Real Club de Golf de Las Palmas.