La Unión Deportiva se refugia en su campo como factor determinante para negociar el mejor resultado posible ante la Ponferradina (17.00 horas, Televisión Canaria) y así abandonar la "zona de dudas" de la clasificación, como la denomina Barbosa. Necesita Las Palmas el calor de la hinchada del estadio Gran Canaria, el empuje anímico del graderío, para no perder el incipiente paso tomado: cuatro partidos victoriosos, los dos últimos en casa sin encajar goles.

Los condicionantes del partido son de tal magnitud, por las apreturas ligueras, que el colectivo amarillo reclama los factores externos para proteger su integridad y seguir prosperando en el torneo, después de intensos momentos de zozobra. Tiene enfrente a un equipo duro de pelar, tanto por su condición de fajador como por su desahogada situación en la tabla a pesar de ser un recién llegado a la categoría. En el equipo de casa, la baja por sanción de Vitolo provocará una vuelta a los orígenes de la temporada con la previsible entrada de Nauzet Alemán por la banda y una nueva pareja de mediocentros.

Los cambios permitirán evaluar si el equipo ha adquirido los automatismos del juego suficientes para sobrevivir a las individualidades que le han dado su mejor pinta en las últimas semanas, empezando por el tránsito vertical de Thievy y acabando por la puntería de Macky Chrisantus, quien dijo que celebraría un gol en el Gran Canaria como el día de Navidad.

Hay una cierta coincidencia en considerar que el nigeriano, el parisino y Javi Guerrero, con sus goles, han reactivado a la Unión Deportiva. La alineación del tridente en un mismo once, que todavía no se ha dado, puede resultar excitante, ayudar a levantar el ánimo, dar poderío y tener un efecto intimidador sobre los rivales. Thievy ha resultado decisivo para que los padres pudieran convencer a sus hijos de la necesidad de volver al estadio cada 15 días en una época de gran oferta de ocio; Chrisantus es un jugador seductor por su sonrisa, reflejo de una espontaneidad y naturalidad que ayuda a desdramatizar el partido, y nadie mejor que Javi Guerrero para desatascar situaciones agobiantes.

El carácter de la competición y del adversario obliga, además, a jugar tanto con paciencia como con inteligencia, pues es un enfrentamiento donde se prevén pocos espacios y menos opciones que de costumbre para los atacantes anfitriones. Los propios futbolistas amarillos, con David García a la cabeza, han reconocido que el objetivo prioritario es mantener a cero su portería, como frente al Sabadell y Rayo, y confiar en el talento y las ganas del frente de ataque para abrir el marco contrario, protegido esta vez por el examarillo Roberto Santamaría.

La Ponferradina parte de un planteamiento similar. La diferencia es que su concepción del juego defensivo es más trabajada y, a cambio, no tiene la calidad ofensiva de la UD. Dispone, en cualquier caso, de una buena pegada cuando funciona la conexión entre Máyor y Yuri, un futbolista que podría merecer un atento marcaje del eje de la zaga amarilla por tratarse de un goleador. Lleva seis tantos en 11 partidos.