"Sí, se puede", coreaba la ilusión del Santiago Martín cuando a falta de ocho minutos los de Alejandro Martínez se vieron a sólo dos puntos de su rival. El Canarias había remontado en la adversidad y, por un momento, creyó en la victoria. Pero todo fue un espejismo, una remontada estéril ante la solidez de la escuadra amarilla que ayer ejerció de equipo grande e hizo valer su experiencia e inteligencia sobre el parqué del recinto lagunero. Primero apareció Eulis Báez para pescar un rebote de oro y anotar tras un tiro libre de Scheyer. Newley golpeó, a continuación, con un triple estratosférico, Nelson martilleó la tocada moral local y Tomás Bellas, el base sin puntos, sentenció con un triple letal, el más importante del duelo, que mató a los aurinegros. 71-76 y derbi para el Granca.

Era un duelo casi sin precedentes en la máxima categoría del baloncesto nacional y el Herbalife Gran Canaria encontró su segunda victoria como visitante, la cuarta de la temporada, en tierra hostil en el día en el que el ruido se alió con el enemigo. Sin embargo, había algo familiar en el ambiente. Quizás los colores de la grada, los cánticos o el calor que transmitió la hinchada grancanaria que, formada por unos 250 aficionados, se hizo sentir entre el retumbar de tambores del Santiago Martín. Se enfrentaban dos equipos casi hermanados y sin secretos tras la disputa de los tres amistosos de pretemporada.

Era un duelo de pizarras entre dos estilos a priori opuestos entre sí. El Granca crece a partir de sus virtudes defensivas y los tinerfeños lo hacen a través del ataque. Bajo estas premisas se esperaba una partida de ajedrez sobre el tablero de parqué, pero a la hora de la verdad sorprendieron los de Pedro Martínez con su partido más productivo en el tiro en un duelo que, por momentos, pareció todo un concurso de triples. En esto, ganó el Granca con un 48 por ciento de acierto desde la línea de tres puntos frente a los artilleros de Alejandro Martínez, precisamente en la suerte en la que más confía el equipo lagunero. Pero los grancanarios se impusieron además desde la inteligencia de un juego sobrio y seguro y, por supuesto, desde la defensa, como es su costumbre y estilo.

El equipo visitante en el pabellón de la Hamburguesa tomó las riendas del partido desde el salto inicial con un triple de Newley, una bandeja de Scheyer y una canasta de su capitán, Spencer Nelson. Tomaron ventaja los grancanarios. En los primeros cuatro minutos el Canarias sólo había sumado un punto, pero en los seis que siguieron se pusieron las pilas para anotar 19. Y es que el conjunto de Alejandro Martínez se sintió cómodo en su propuesta valiente de posesiones cortas y mucho tiro. Los de Pedro Martínez no flaquearon y respondieron siempre para igualar el electrónico. Al final del primer cuarto el CB Canarias superaba a los grancanarios en tres puntos, 20-17.

El segundo cuarto, lejos del control del primero, fue el de la locura. El partido se rompió definitivamente y el periodo de estudio mutuo dio paso a un ir y venir de canastas sin defensas. Ricardo Úriz y Richotti elevaron la diferencia a cinco, la máxima de los tinerfeños, y el Granca reaccionó a partir del protagonismo de Jon Scheyer. El escolta de Duke se ha reconvertido para erigirse ahora en un base firme y seguro, que reparte juego y anota, más aún ante las facilidades brindadas en defensa por los aurinegros. El de Illinois se elevó sobre el resto para firmar una primera parte en la que rozó la perfección. Sin error en el tiro, firmó la autoría de tres triples, dos canastas de dos, dos rebotes, una asistencia y dos recuperaciones de balón. Anotó a tablero, en suspensión, al contraataque y desde la línea del 6,75.

El Granca sumó 26 puntos en el segundo parcial, por 19 del rival, gracias a un inspirado Levi Rost (12 puntos en la primera mitad) justo cuando el duelo había tomado los guarismos que ansiaban los de Alejandro Martínez. Al descanso, el marcador reflejaba un 39 a 43 como prueba de la superioridad hasta el momento de la escuadra amarilla.

Sin embargo, el descanso fue una oportunidad para que el técnico del Gran Canaria pudiera reconducir las prioridades del encuentro. Había que anotar, por supuesto, pero sin entrar en un cuerpo a cuerpo frente a la calidad ofensiva de los tinerfeños. La segunda mitad comenzó con una canasta de Sekulic y dos jugadas de tres puntos para los de la isla redonda. Primero un triple de Spencer Nelson y después una jugada con 2+1 con el mismo jugador como protagonista. El Granca defendía con el cuchillo entre los dientes y el show de Nelson siguió su curso con una puerta atrás y asistencia de Scheyer.

Los de Pedro Martínez se iban en el marcador con una diferencia de ocho puntos. Respondía el Canarias como podía, pero los amarillos, ayer de azul oscuro, encontraban el camino sencillo hasta el aro rival.

Era el momento de los canarios. Saltó Óscar Alvarado al parqué e inauguró su casillero con un triple y una celebración. Le acompañó Roberto Guerra, el ídolo de antaño que pide también su cuota de protagonismo en el derbi regional. Ayer sumó sus primeros puntos del curso con un triple y una bandeja. El parcial del cuarto era positivo para Pedro Martínez. El duelo corría según las premisas ideales para los intereses de la escuadra visitante; un rival con pocos puntos y fluidez en ataque. Sin embargo, el Canarias no estaba dispuesto a aceptar su derrota tan pronto. Saúl Blanco, el alero ex de Unicaja y Fuenlabrada, se enchufó al partido con un triple y tiros libres. Anotó cinco puntos seguidos y dejó todo por resolver, 57-61, en un último cuarto que se presentaba de infarto en un pabellón cada vez más caluroso y un parqué que acumulaba humedad.

El envite final comenzó con una canasta de alley-up que hizo levantar de sus asientos a todo el Santiago Martín. Richotti encontró a Blanco tras una pérdida amarilla y el Canarias se puso a dos puntos y con la moral por las nubes; 59-61. El equipo aurinegro tuvo entonces la primera de las oportunidades de las que gozaría para el triunfo y que desperdició con errores imperdonables. El Granca había perdido el balón ante la presión local y Fotis Lampropoulos voló contra el aro visitante, saltó y se quedó a medio camino entre el mate y la bandeja. Falló totalmente solo. El Granca no reaccionó y se quedó también corto en varias acciones de ataque ejecutadas por Brad Newley y Spencer Nelson. En el inconsciente amarillo amenazaba esa pájara que en los últimos partidos le ha hecho perder sus opciones de victoria. Sin embargo, a sólo dos puntos en el marcador, la precipitación se apoderó del cuadro local ante la presión de perder su sexto partido del campeonato en las seis jornadas disputadas y perdió otra contra definitiva con un mal pase cuando corrían ya sin oposición en busca del aro rival. Además, el Canarias es un equipo que cree ciegamente en su tiro exterior, pero ayer falló en esta suerte y brindó al Gran Canaria una oportunidad de oro que no desaprovechó. Scheyer tomó el mando, buscó la falta y se fue a la línea de tiros libres. Metió el primero y falló el segundo. Entonces, de la nada surgió Báez como si, de pronto, se hubiera materializado por delante de sus rivales en el rebote. Cazó el balón y sirvió una ventaja de cinco puntos que pesó como una losa en la débil psique local.

El suelo a estas alturas del partido era ya una pista de patinaje y la humedad era imposible de secar, máxime cuando las toallas estaban ya más mojadas que el propio suelo. Esto detuvo el juego, cortó el ritmo a los dos equipos y convirtió cada ataque en una lotería con el juego y la confianza de los jugadores del todo condicionados. Aún así, Nelson se las arregló para recibir otra falta en la línea de tres e ir a la de los libres. Antes de que Newley anotara un triple a ocho metros de distancia. Parecía la sentencia, pero Sekulic respondió con otra jugada de tres puntos. El Canarias no se rendía. De nuevo Sekulic logró una canasta, esta vez en el poste bajo y acercó a los canaristas a siete puntos. Tras varias jugadas en las que el Granca perdió el equilibrio por lo resbaladizo del firme, Sekulic volvió a aparecer para poner a los suyos a sólo cinco puntos. Báez volvió a resbalar, pero cuando Richotti se iba ya contra la canasta del Granca, Nelson lo frenó con un tapón autoritario. Entonces, Bellas anotó su triple. Respondió Guillén a falta de 20 segundos, pero ya era demasiado tarde. Bellas mató el partido en los tiros libres con la grada que ocupaban los grancanarios convertida en fiesta. Ellos pusieron el colofón y señorío al grito de "La Laguna".