El Real Club de Tenis Gran Canaria se juega hoy el ascenso por equipos a la Segunda categoría del tenis español en su visita al Club de Tenis Ávila. Los grancanarios, si no logran la victoria, tienen aún la posibilidad de acceder a la categoría de plata a través de la fase de promoción. La representación isleña cuenta con todos sus integrantes disponibles, salvo los jovencísimos Herbert Bolaños y Pavel Valido, por decisión del capitán Álvaro Rodríguez.

Entre los integrantes del equipo grancanario figuran jugadores del nivel de David Marrero, actual top-20 del ranking ATP de dobles y compañero de Fernando Verdasco. El Real Club de Tenis Gran Canaria también cuenta en esta oportunidad con el teldense David Vega, una de las firmes promesas de tenis español, que entrena actualmente en la Academia de Juan Carlos Ferrero.

El Gran Canaria opta esta jornada al ascenso de categoría después de vencer en sus instalaciones al CT Reus de Monterols hace tres semanas por 5-1, además de salir invicto en las confrontaciones regionales de clasificación. Los isleños tendrán que superar ahora al primer cabeza de serie del cuadro para lograr el objetivo.

"Iremos a por el ascenso con toda la ilusión del mundo, aunque nos preocupa ya no sólo la incuestionable calidad de los jugadores del CT Ávila, que les sitúan como máximo favoritos, sino la temperatura de unos 4 o 5 grados que nos encontraremos sobre las canchas de superficie rápida de nuestros adversarios", comenta capitán Álvaro Rodríguez, quien destila optimismo en una ocasión que se presenta complicada pero factible, pues aún existe el colchón en la fase de promoción. Si la tanda de seis partidos individuales y tres de dobles se viera interrumpida por la lluvia, la competición continuaría bajo superficie cubierta.

Precisamente, en 1994 el equipo femenino del club decano logró la proeza de meter al tenis canario en la élite nacional por primera vez en la historia tras vencer a domicilio al Club Tenis Internacional de Madrid. El partido decisivo de dobles lo protagonizaron Noelia Pérez y una jovencísima Marta Marrero, en plena eclosión, en una de las canchas cubiertas del citado club madrileño durante una jornada desapacible y con un marcador que reflejan un empate a dos victorias cuando el juez árbitro tomó la decisión de jugar el encuentro decisivo bajo techo. Todos esperan que no se tenga que sufrir el grado de tensión de aquella gesta histórica.