Un error del Hércules, una asistencia de Momo, un gol de Nauzet Alemán y el duelo estaba listo para sentencia en el minuto seis de partido. Parece el mundo al revés pero no, es que los tiempos están cambiando. Ahora la UD no solo gana sino que además lo hace con solvencia, sin apuros ni nervios de última hora, mandando en el marcador desde el inicio, sin necesidad de recurrir a un esfuerzo heroico y casi sin atacar. Los hombres de Sergio Lobera se han acostumbrado a ganar. Ayer lograron, ante un Hércules al borde del naufragio, un triunfo (0-2) que resultó incluso burocrático, como el que rellena una estancia, le pone un sello y espera. Es decir, con la sencillez del que no solo se sabe superior en cada una de las facetas del juego sino que además lo demuestra con autoridad y categoría.

La UD Las Palmas continúa su escalada. Ayer, en el José Rico Pérez de Alicante, logró un triunfo cómodo, el sexto que suma de manera consecutiva, a partir de una primera parte en la que recurrió a la efectividad para anotar dos goles en las únicas dos únicas ocasiones de las que dispuso ante un rival a la deriva y sin argumentos. El conjunto de Lobera parece haber cogido velocidad de crucero, tras superar su mal arranque liguero, y ya gana sin tener necesitar un partido brillante. Los de amarillo se sienten superiores y ganan por inercia. Incluso pudieron firmar una goleada histórica ante el rival alicantino pero los fallos propios y el acierto del guardameta Falcón, en la segunda mitad evitaron la deshonra local.

El cuadro amarillo tiene la lección aprendida. Conoce su potencial a la contra y ayer explotó las debilidades y carencias del oponente. El Hércules, un equipo llamado a liderar la clasificación, era el farolillo rojo de la categoría cuando el balón comenzó a rodar en la mañana del domingo. Por si esto fuera poco, los de Hernández Martí no solo han perdido toda confianza propia sino también la de su público. La UD, ante este panorama, como en una partida de ajedrez, salió a esperar a que el equipo rival cayera en la trampa de la ansiedad como cae una fruta madura.

Así fue. El conjunto blanquiazul tocó y tocó el balón, como armándose de valor, en los primeros minutos y los de amarillo esperaron su error como el cazador que primero coloca una trampa y después acecha la captura. El rival picó el anzuelo a los seis minutos de partido. El central Cabrera se equivocó y con su equipo esperando la salida del balón en campo contrario erró un pase para ceder el cuero y la iniciativa a Nauzet Alemán. El mediapunta reconvertido en mediocentro no perdonó. Primero buscó la carrera de Momo en la banda derecha y después arrancó en vertical para colarse entre una pareja de centrales a punto de proclamar el estado de alerta y el Defcon uno. El extremo, mientras tanto, dibujó con la mirada un pase hacia el desmarque de Thievy pero con los pies hizo lo contrario, al estilo Laudrup, para regalar la asistencia al de Las Mesas, que controló sereno para batir por bajo la salida a la desesperada del portero Falcón. La sociedad que forman Nauzet y Momo no decae. Ambos han sido dos de los nombres fundamentales en el cambio de dinámica en la UD y continúan en forma. Llegaron para liderar el proyecto y, ayer, encaminaron el duelo ante el Hércules.

Los hombres de Sergio Lobera han encajado goles antes del minuto diez en cuatro partidos de liga -Elche, Alcorcón, Villarreal y Castilla- pero tanto han cambiado las cosas en el último mes que ahora son los amarillos los que marcan para poner tierra de por medio en el prólogo de sus encuentros. El gol de Nauzet fue prácticamente definitivo. Los grancanarios ganaron en personalidad y confianza, mientras que los herculanos perdieron la suya definitivamente.

Dominaba el equipo local, de manera estéril y sin llegar nunca a la portería de Barbosa. Mientras los jugadores grancanarios parecían gigantes a su lado, siempre con ventaja para imponerse en la batalla defensiva. Sin ideas, el Hércules abusó del balón en largo para la batalla desigual de un Portillo cuestionado por la grada cada vez que entró en contacto con el esférico. La UD no creaba pero, sin embargo, se encontraba tan cómoda o más que en uno de sus entrenamientos. Para colmo de males, los del Hércules perdieron por lesión a uno de sus centrales, Pepe Mora, que fue sustituido al cuarto de hora por Escassi. La paciencia era corta en la grada del Rico Pérez, mientras la UD sesteaba el encuentro. El equipo de Quique Hernández era muy débil pero la UD, descaradamente a la contra, fallaba también en la salida del balón por culpa de la presión del equipo local y su velocidad en la recuperación, la única faceta del juego en la que brillaron los de azul y blanco, sin ideas en ataque. "Si lo sé no vengo", rezaba una pancarta situada en el fondo norte del estadio alicantino.

En el minuto 25 de partido llegó el primer disparo del Hércules, muy desviado por encima de la portería de Barbosa y en el 37 la primera parada de éste, tras un tiro de Sardinero flojo y al centro. El cuadro local es el equipo con menos goles de la categoría, el peor ataque, y, pese a que lo intentó, sobre todo por la banda de Dani Castellano, ya no asustaría más al meta argentino de la UD en la primera mitad. Un minuto antes, los amarillos habían sumado el segundo gol, a la postre, el definitivo.

Por segunda vez en el partido se equivocó Cabrera en la salida del balón y de nuevo, con espacio libre y en carrera, el lobo cazó a la oveja fuera del rebaño. Esta vez fue Thievy el que con el balón cosido a los pies, puso su sexta marcha para llegar de medio campo a portería sin rivales a su lado. Disparó dentro del área y su tiro fue bloqueado por Falcón. Sin embargo, era tanta la distancia ganada sobre sus adversarios que al delantero francés le dio tiempo a pescar el rechace para, con la cabeza, ceder el gol a su compañero Javi Guerrero que solo tuvo que empujar la bola a la portería. Fue un mazazo para el Hércules y su afición que se supo derrotada al instante. Al descanso, todo estaba de cara para los jugadores de amarillo y en la reanudación pudo llegar el tercero, de penalti.

Thievy fue derribado por Escassi sobre la línea que define la frontal del área. El árbitro, Sureda Cuenca, señaló falta pero el asistente corrigió para mandar al punto de penalti. Momo asumió la responsabilidad y ajustó el cuero a la cepa del poste derecho, pero, algo flojo, Falcón se lució en la estirada, evitó la sentencia y consiguió por un momento ilusionar a la grada en una heroica remontada.

El Hércules se creció en busca de la portería de Barbosa y se desmelenó en ataque en un ejercicio a la desesperada. Primero una falta, después un córner y por último un centro medido sobre la carrera de Portillo que ganó la espalda de David García, pero fue todo un amago estéril. El ex de la UD no remató. Se cayó en su intento por conectar un remate de cabeza y la afición de Alicante volvió a tomarla con su delantero. En el minuto 59 tuvo el Hércules su oportunidad más clara tras una pérdida de Murillo en el único fallo que tuvo durante el partido. Sardinero entró en el área con ventaja pero buscó el pase atrás y despejó la zaga amarilla que ayer se mostró, sin excepción, poderosa y contundente entre sus aciertos y los deméritos del rival.

El partido estaba roto y la UD empezó a rozar el gol de la sentencia. Sin embargo, lo que en la primera parte había sido efectividad, en la segunda fue lo contrario. Thievy falló en el remate a los 60 minutos de partido tras una asistencia de gol de Nauzet. Un minuto después el galo llegó una milésima de segundo tarde a un centro de Momo y su remate forzado salió a córner. Falcón repelió un remate de Murillo en el saque de éste. En el minuto 71, Falcón volvió a ganar en el mano a mano a un jugador de amarillo. Esta vez fue Vitolo el que no supo definir. El arquero local era ya, con diferencia, el mejor jugador del Hércules.

Las Palmas no supo marcar el tercero pero tampoco importó. El rival era un cúmulo de fallos. Cada jugador local hacía la guerra en solitario y con miedo al error y a la crítica de la grada. Comenzó el carrusel de cambios y el Hércules insistió en su locura sin éxito, incapacitado para la suerte del gol. Los de amarillo dejaban pasar el tiempo y la grada del Rico Pérez se acabó hartando y se marchó con el duelo aún en juego. La Unión Deportiva celebró de esta forma su sexta victoria consecutiva.