¿Va a seguir haciendo esos regates en el área que ponen cardiaca a la grada?

Sí, por supuesto, es parte de mi juego. Aquí me han dicho que mucha gente se pone nerviosa cuando me ven regatear desde atrás, pero les pido que confíen en mí. Desde pequeño me ha gustado regatear, hacer este tipo de juego, y lo hago con mucha responsabilidad. No se crea. Sé que no siempre se puede actuar de esta manera pero tengo confianza en mi juego, en hacerlo en el momento justo. Soy consciente de que algunas veces trae algo de peligro, pero también lo soy de mis condiciones técnicas.

¿Es un central con alma de centrocampista?

Sí, se podría decir así. Siempre me ha gustado jugar la pelota y, por ahora, me va bien. Es una cualidad que tengo que explotar y mejorar.

Su irrupción en la categoría ha sido meteórica: 14 partidos como titular en su estreno en Segunda División. ¿Siente que lo empiezan a respetar?

Es evidente que los halagos te llenan de confianza. Estos datos me demuestran que se puede llegar a donde quieras. Que las cosas salgan bien te da tranquilidad, serenidad y te da energías para seguir trabajando. No quiero parar aquí, ni en lo personal ni en lo profesional. Tengo 20 años y tengo muchas cosas que aprender y demostrar. Esto solo está empezando.

¿Qué le dice Sergio Lobera?

Sé que espera mucho de mí. Me da consejos futbolísticos y personales. Me ha ayudado a progresar en estos meses que llevo en la Unión Deportiva, pero como le digo todavía quiero dar mucho más. Soy un futbolista ambicioso, no es suficiente dar una buena imagen ahora, tengo que seguir. La confianza del entrenador te da mucha confianza en las actuaciones que haces en el terreno de juego.

¿Qué va a hacer en el futuro, la temporada que viene?

Aún no lo sé, es temprano para pensar en la temporada que viene. Hasta junio no me gustaría hablar sobre mi futuro. Tengo contrato con el Udinese hasta 2015.

¿Le gustaría quedarse en la Unión Deportiva?

De corazón, me gustaría quedarme, por supuesto. Aquí, más que un equipo de fútbol, he encontrado una familia desde el primer día. Estoy contentísimo en la Unión Deportiva, aunque el futuro no solo está en mis manos.

Habla de que el equipo es una familia, ¿qué importancia ha tenido la unidad en los malos momentos de la temporada?

Fue fundamental. No bajar la guardia en ningún momento, esa fue la clave de la recuperación. Algunas veces vemos a equipos que pierden, pierden y vuelven a perder y se retiran de la lucha, se quedan estancados. Nosotros queríamos demostrar que podíamos salir de esa mala racha, que con trabajo todo se puede. Salimos de abajo por insistencia. El míster también tuvo mucho que ver. La mentalización comenzó por él, Lobera nos contagió para que tomáramos más confianza.

Hubo cuatro victorias seguidas en la Liga y contra el Xerez vino un frenazo, empate en casa.

No creo que hubiera sido un frenazo, seguimos puntuando, aunque haya sido en el estadio de Gran Canaria. El empate no frena nada, sigue la racha sin perder. La igualada contra el Xerez no quita mérito ni trabajo a lo que hemos hecho. Fue un partido raro por las dos partes. Ningún equipo pareció estar a lo que debía.

Un despiste les costó el gol del empate y ahí empezaron a cambiar las cosas.

Fue así. Hubo una falta lateral, nos dormimos y nos marcaron el gol. Nos hizo falta más viveza en esa acción. En Segunda nadie perdona. Los rivales son duros, el Xerez era un muy buen equipo. Tato es un delantero muy fuerte, con mucha movilidad y nos complicó el partido a los centrales. Tuvieron ocasiones al contragolpe cuando nos marchamos al ataque para buscar el segundo gol.

Y estuvo a punto de marcar un golazo de volea.

Sí, en la primera parte. Tomé el balón de volea en la frontal del área y se me fue por muy poco. Lo vi cerca el gol, como el día del Racing, pero no pudo ser. Seguiré intentándolo.