La Unión Deportiva está más radiante que nunca en Segunda División. No hubo más color que el amarillo en el Gran Canaria en el partido de ayer frente a la SD Huesca (4-0). Lozanos y exuberantes en este tramo de la competición, los muchachos de Sergio Lobera se pasean por el torneo con un aire tan seductor que ya empiezan a someter a sus rivales de forma comodísima. Abatido el Córdoba hace quince días, ayer redujeron al conjunto de Antonio Calderón, fatalmente resignado en la segunda parte, guillotinado de manera cruel, consciente de que los dioses del fútbol se han puesto de parte de Las Palmas, donde cada semana destaca un actor diferente. Ayer, los focos alumbraron a Momo, autor de dos goles y asistente en otro. Nauzet Alemán y Chrisantus completaron la fiesta goleadora.

La UD ganó tres partidos en uno. Prolongó su racha de once partidos sin conocer la derrota, entre Liga y Copa, donde el jueves espera al Real Betis; volvió a dejar su portería a cero por sexta vez en la temporada, por lo que niveló su balance goleados en la clasificación -26 a favor; 24 en contra- y se confirmó definitivamente en las posiciones de promoción de ascenso, donde mantiene una pugna a brazo partido con el CE Sabadell, que empató a ultimísima hora ante el Murcia.

El grupo de Lobera se siente optimista en la cancha y en la grada, donde la ola mexicana se está haciendo costumbre, los seguidores han recuperado la fe en un equipo fresco, jovial y con poca pinta de vulnerable. El entrenador ha dado con un plan defensivo estable y cuenta con jugadores diferentes para desequilibrar en ataque, de manera que su propuesta es muy variada, en juego a la contra durante un rato y en combinación durante otro. Los partidos le salen a pedir de boca y ayer avasallaron a los aragoneses casi sin proponérselo.

Las Palmas piensa en fútbol y en victorias desde que hace un mes y medio las cabecitas empezaran a transitar en positivo, al tiempo que la pelotita entraba más veces en la puerta contraria que en la propia. Lobera va tocando teclas y el equipo va generando música. El técnico de la UD montó ayer un plan muy al gusto de Thievy Bifouma, un delantero que aspira a jugar solo en el frente de ataque y con espacios, mientras a sus espaldas le filtran los servicios sus cuatro pasadores oficiales: Momo, Javi Guerrero, Nauzet y Vitolo. El delantero parisino, que se marchó ofuscado del campo y del estadio, alcanzó posiciones de remate fáciles en el área oscense y la segunda línea amarilla funcionó con exactitud.

A pesar de la traca final, el partido empezó con perfil bajo, lento. La secuencia pérdida, recuperación, pérdida se repetía con demasiada frecuencia en los primeros minutos del encuentro, lo que dio una apariencia espesa al espectáculo. En esa etapa de indefinición, Vitolo pudo marcar el primero de la tarde si un disparo que se convirtió en una carambola dentro del área hubiese encontrado la portería de Luis García, ya descolocado con tanto rechazo.

A pesar de esta opción, la falta de control de los contendientes conducía a un partido que reaccionaba a golpe de chispazos. Y en ese escenario, con metros por delante y sin ataduras evidentes, Thievy tiene las de ganar. En una arrancada genuina del francés, la defensa se quedó a medio camino pero el balón enviado al corazón del área encontró la pierna salvadora para el Huesca de David López cuando Guerrero se relamía en la frontal del área pequeña para percutir.

Fue otro aviso de la Unión Deportiva, que no las tenía todas consigo en esos momentos. Jorge Larena, a buen nivel en su vuelta al Gran Canaria, repartía con gusto las pelotas en el centro del campo hacia los dos vértices del ataque, Esparza y Antonio Núñez, que mientras les duró el fuelle resultaron un quebradero de cabeza para los laterales amarillos.

Ocasión nítida

Thievy, otra vez Thievy, alteró el ritmo cardiaco del seguidor de la UD cuando se volvió a escapar de cualquier de la vigilancia visitante, dejó en ridículo la aceleración de los centrales, y se plantó delante de Luis García con ganas de abrir el marcador. Sin embargo, el parisino elevó el balón por encima del portero con calidad pero sin puntería. El balón se marchó al exterior de la red y el francés maldijo su ventura a los cielos del estadio de Gran Canaria, a quien apenas le dio tiempo para lamentos.

En la acción siguiente, el Huesca sacó a relucir su inventario de carencias defensivas y un balón, que no tenía intención de generar peligro, empezó a botar sin control en el área hasta que Álex Pérez, torpe en exceso, golpeó a Nauzet Alemán cuando éste cubría la pelota que se escapaba por la línea de fondo. El árbitro, que observó la acción de cerca, se dirigió como un tiro al manchón de los once metros. Momo, con tranquilidad, engañó a Luis García y colocó a Las Palmas en ventaja, mientras se abría un debate sobre los merecimientos del equipo de Sergio Lobera en la grada. Era el minuto 26.

Entonces la Unión Deportiva se agarró a su plan más práctico. Se replegó sin rubor en su campo y esperó antes del intermedio una ocasión para engordar el marcador, que sabía que podría llegar en cualquier momento porque tiene las armas suficientes. David López y Jokin lo intentaron desde lejos para los forasteros, antes de que una nueva carrera de Thievy volviera a dejar en los tacos de salida a Álex López. El servicio del delantero, que buscaba otra vez a Guerrero, fue cortado por Luis Helguera, quien se giró como una furia hacia sus compañeros para que enjaularan al parisino.

Sin la sensación de descontrol, la grada empezaba a notar que su equipo gobernaba la situación. El balón fluía por el medio con la intervención de Nauzet Alemán, mientras las labores de intendencia quedaban en manos de la pareja de centrales, Murillo y Deivid, y el auxilio de Hernán, algo más impreciso que de costumbre. Con el tarro de la confianza en alza, David García se quitó todas las amarraderas, se atrevió a cruzar la línea de medios y combinó con Momo, quien cedió a Thievy. El francés, omnipresente, dejó un control con taconazo y apuntó con la izquierda el balón a la escuadra. La pelota, caprichosa, se marchó a un palmo del metal custodiado por Luis García, exportero del CD Tenerife.

La segunda parte empezó con un punto de desorden. Y a la Unión Deportiva, tan anárquica como se muestra de medio hacia adelante, no le disgustó el color de la función. Cuando se trata de correr hacia un lado u otro, los amarillos tienen muchos boletos para ganar. Así, tras un córner, el balón cayó como un regalo en los botines de Thievy, quien levantó la cabeza y comenzó una cabalgada exitosa hacia el área del Huesca. Allí, con los defensas pendientes de su tiro y sus compañeros del pase, dividió a la zaga con un amago y sirvió a Nauzet para que encañonara con el empeine, desde el balcón del área, al fondo de las redes visitantes. El ruido en las mallas, violento, resultó definitivo para la suerte del compromiso. El luminoso marcaba el minuto 51 y todos comenzaron a pensar que cualquier cosa que ocurriera a partir de ese momento sería solo propiciada por la UD. El futuro estaba en sus manos.

Un par de minutos después del gol, Tariq avisó con la cabeza que el Huesca también se encontraba en el partido, que pretendía poner en apuros a los locales, quienes atornillaron sus opciones en el centro del campo con la salida de Javi Castellano, mucho más posicional que el joven Hernán Santana. Con el grifo defensivo cerrado y Barbosa gozando de la templada tarde otoñal, los amarillos se fiaron de la velocidad de Thievy para llevar más inquietud al conjunto de Calderón.

Sin embargo, el tercero de la tarde no vino propiciado por el parisino. Fue en el minuto 69, en un córner lanzado por Momo, cuando la defensa dimitió en bloque, y apareció la cabeza de Chrisantus para organizar la fiesta en el Gran Canaria. El nigeriano, en plancha, anotó su quinto gol del curso, éste no tan valioso como los cuatro anteriores. Esta vez sí lo celebró Macky, mientras la Unión Deportiva empezaba a oler la sangre de un rival en estado de descomposición.

Dos minutos después, con Las Palmas desatada y el público bramando, una combinación entre Chrisantus y Thievy acabó en los pies de Momo, tras un rechazo de la defensa, que el interior convirtió en el cuarto de la tarde, lo que redondeó una excelente actuación individual. La cara de Luis García, destrozado por la goleada, era el contraste perfecto de una jornada redonda para el equipo de Lobera, que buscó el quinto tanto con apetito, mientras los seguidores saltaban, gritaban y bailaban esperando el pitido del árbitro para celebrar la nueva victoria. El Huesca, deprimido, trataba de armar los trocitos que había dejado por el camino, e incluso hubo cariño para Jorge Larena cuando fue relevado.

Vestida para matar, la Unión Deportiva acabó tan entera como acostumbra en este último mes. Adivinar hasta dónde puede llegar el equipo de Lobera, con un traje elaborado a base de éxitos, ya es otra historia.