Un punto con aroma a victoria. Sacrificio bendito para estirar una dinámica poderosa. Petróleo amarillo en el Nuevo Colombino. La UD Las Palmas, que jugó todo el segundo tiempo en inferioridad tras la expulsión del colombiano Jeison Murillo, sumó ayer un empate sin goles ante el Recreativo y cifra en trece los partidos sin besar la lona de manera consecutiva [entre la competición doméstica y la Copa].

En un duelo emotivo para Nauzet Alemán -el de Las Mesas se iba a retirar al descanso, por un problema de índole familiar, para desplazarse a Gran Canaria anoche, pero tras la roja de Murillo solicitó a Lobera seguir en juego-, el cuadro de Lobera sufrió en exceso ante un Decano que estrelló dos balones en la madera de un notable Barbosa.

Los amarillos, con Hernán en el once y acompañando a Nauzet en la sala de máquinas, se pusieron ayer el mono de trabajo y aparcaron la estética para otra jornada. Tocó sudar sangre para maniatar a un Recreativo osado y que tuvo a Valle como elemento más incisivo.

El laboratorio táctico de Lobera preparó una trampa mortal a un rival temeroso en los primeros compases. La presión de Javi Guerrero -aplaudido en su vuelta al Colombino- y Thievy comenzó a dar sus frutos. Manolo Martínez firmó el primer despropósito onubense y el propio Guerrero tuvo en su cabeza la primera ocasión de peligro.

Pero fue un espejismo. Era la noche de la redención para un Recre necesitado y Chuli dio el pistoletazo de salida al bombardeo. Un desmarque genial a la diagonal fue el preludio a un latigazo que provocó la primera intervención de un eterno Mariano Barbosa -min. 8.

Valle, con su escuadra y cartabón, aprovechó un saque de esquina para poner en la cabeza de Morcillo una ocasión perfecta. Pero un providencial David García tocó lo justo para abortar el peligro. El propio Valle tocó de espuela para Matamala, que fusiló a Barbosa. El misil fue rechazado por el portero que afrontaba una jornada estresante.

Hernán tuvo que multiplicarse en la zona central para dinamitar la puesta en escena de un Recreativo elegante. De nuevo, otro saque de esquina lo remató de cabeza Chuli para engordar la dictadura del equipo de Sergi Barjuán. La UD sufría y agonizaba, pero esperaba agazapada su ocasión.

Y del letargo a la furia amarilla. Revolución y reacción. El cuadro grancanario despertó avanzado el primer acto para completar sus minutos más mortíferos. Otro error de Manolo Martínez desató una cabalgada de Thievy que fue derribado al borde del área. Nauzet Alemán sacó su fusil y el esférico se marchó rozando el travesaño.

El caos se apoderó del Colombino y Momo, soberbio en el primer tiempo, controló la pelota en el corazón del área de Cabrero en la gestación del 0-1. El toque sutil y elegante del extremo se marchó por encima de la portería onubense ante la desesperación de Lobera. Y entonces, Vitolo se montó en su Harley Davidson para trazar las coordenadas de una contra de manual. El extremo amarillo se plantó solo ante Cabrero, pero el portero se salió con la suya con una estirada felina. Nueva ocasión a la papelera.

Y entonces despertó la bestia. De los minutos de caviar amarillo se pasó a un fotograma macabro. El Recreativo tomó las riendas del encuentro y Chuli -tras darse la vuelta con elegancia- estrelló el esférico en el poste. Y seis minutos después, de nuevo el jugador local, a pase interior de Valle, volvió a toparse con la madera. Dos sustos de órdago para un equipo que se quedaría con diez en un pecado mortal de Murillo. El central sudamericano, que ya tenía una amarilla, tocó el esférico con la mano en el área de Cabrero y se marchó al vestuario -minuto 45-. Esta acción marcaría a fuego el futuro del duelo. La UD se limitó a esperar en su campo, tocó ejercicio de casta y Nauzet, que se iba a retirar en el descanso para volar a Gran Canaria, alzó la voz y le pidió a Lobera su continuidad.

Pignol, al rescate

Como primera medida para taponar la sangría, Lobera apostó por dar entrada al lateral galo en el nuevo ecosistema defensivo. Sin Murillo, Pignol fue un titán y Deivid dio una lección de anticipación. David García, infranqueable en el juego aéreo, se alineó con Dani Castellano para elevar una muralla de acero. Gladiadores en el Colombino. Había que sufrir para mantener el sello del invencible. Chuli, a pase de Montoro, encaró a Barbosa sin opciones de gloria. El portero amarillo sacó una mano prodigiosa para agrandar su leyenda de guardián del infierno. Y en la otra orilla, Vitolo encontró a Thievy y el delantero galo se estrelló en Morcillo.

Con diez, y con el cansancio extra que provocó la noche copera ante el Betis de Rubén, la UD durmió el encuentro. Catenaccio tropical. Instinto de supervivencia.

Dimas, Rubio y Chuli agotaron el crédido de un Recre kamikaze. No había manera de batir a Barbosa y entonces se hizo el silencio. Vitolo, emulando su cabalgada bendita de El Molinón, cruzó la autopista y retó a Cabrero en un pulso mortal. Cuando el 0-1 planeaba sobre el fortín onubense, un providencial Córcoles -minuto 89- evitó el drama. La UD, con diez, se mantuvo firme en un partido que supo gobernar desde el sacrificio.

Javi Castellano y Macky Chrisantus entraron en el tramo final del duelo para elevar el tono físico a un conjunto heróico. El delantero nigeriano coqueteó con la victoria, pero Cabrero estuvo hábil ante la desesperación de un estadio en llamas. Un punto para estirar una dinámica de fuego y confirmar que el latir defensivo de la UD es un reloj suizo. El engranaje de Lobera no tiene fisuras y ayer, que tocaba sufrir, el cuadro isleño no se descompuso para dar un recital defensivo.

Si en el universo de plata se elogia el potencial ofensivo de la máquina de Lobera, ayer tocó bajar al barro para maniatar a un Recre enrabietado por la urgencia. Desde el pasado 18 de octubre, el equipo amarillo sigue intratable con un sello que muta. Del juego de salón se pasa al trabajo rutinario del rigor. Y el sudor encontró petróleo.