El Valencia Basket pasó el rodillo y en la ronda de semifinales mandó parar al Herbalife Gran Canaria. Ahí, justo a un paso de la final, se acabó la historia para el equipo de Pedro Martínez que, sólo 24 horas después de hacer historia al derrotar al Uxue Bilbao Basket (74-62) y superar una eliminatoria de la Copa del Rey, apenas pudo inquietar a un rival que le superó en todo.

Detalles que expliquen la derrota del Granca ante el Valencia Basket hay muchos. El principal, que quedó reducido a la mínima expresión por un rival que llega a la final del torneo embalado tras liquidar sin contemplación tanto al conjunto claretiano (83-72) como al Asefa Estudiantes (77-59). Fue mejor en todo el grupo entrenado por Velimir Perasovic, un tipo que hace nada, cuando vestía de corto y se ganaba el pan como jugador profesional, ejercía de anotador compulsivo y ahora, con traje y corbata, levanta equipos que matan a cualquiera desde la defensa.

El Valencia Basket, más metido mentalmente en el partido, funcionó como un acordeón. Rodrigo San Miguel y Pau Ribas, sus exteriores, marcaron siempre el paso de baile. Defendieron con fiereza por el perímetro y anotaron por fuera cuando el Granca aspiraba a cerrar la puerta por dentro con el objetivo de empequeñecer al juego de pívots de Perasovic. Y por ahí, por la superioridad del adversario, empezó a perder el Granca.

Con el Valencia Basket lanzado y en velocidad de crucero, el Herbalife también puso de su parte antes de entregar la cuchara. Xavi Rey, pletórico un día antes para comandar un triunfo histórico sobre el Uxue Bilbao, se cargó de faltas -con dos- nada más empezar el encuentro. Y con su hombre de referencia interior condicionado en todos sus movimientos para pasar desapercibido ante el trío arbitral, el conjunto claretiano empezó a venirse abajo y para quedar a la deriva.

En el primer cuarto, el equipo de Pedro Martínez sólo fue capaz de sumar diez puntos. No mejoró el asunto en el segundo parcial, que completó con otros 12 puntos para alcanzar el descanso tras anotar sólo siete canastas. A esas alturas de duelo, en Vitoria, el asunto ya parecía resuelto. Ni siquiera la tímida reacción del Herbalife Gran Canaria en el tercer cuarto alimentó las esperanzas de la hinchada amarilla. Tras dos tiros libres anotados por Eulis Báez (51-43, min. 28), el Valencia zanjó la discusión sin más contemplaciones. Doellman, un martillo pilón sobre el aro claretiano, anotó un triple e indicó el camino del conjunto taronja hacia una final donde ya esperaba el Barça, tras imponerse al Caja Laboral, con Navarro de nuevo en plan estelar.

El partido no tuvo más historia, pero sería un ejercicio injusto reprochar algo a todo el grupo humano que forma la primera plantilla del Herbalife Gran Canaria. Y no sólo por lo que el club ha alcanzado en Vitoria, que es inolvidable y ya forma parte de la leyenda de una entidad que, poco a poco, con mucho esfuerzo, trabajo y perseverancia, se ha acostumbrado a estar entre los mejore de España.

La temporada del Granca es, hasta ahora, sobresaliente. Y tiene como punto de partida un fracaso. El curso anterior el equipo se quedó a un palmo de descender a la LEB Oro y, de paso, caer al abismo. Después del susto, aprendió del error y rectificó. Y como se hace en cualquier empresa seria, confió todo el trabajo en la parcela deportiva a gente preparada para afrontar esa tarea. Entre Berdi Pérez y Pedro Martínez montaron una plantilla que, en lo que va de ejercicio, ha perseverado para superar todos los límites establecidos en el club. Ese grupo ha sumado 12 victorias en la primera vuelta, se coló en la Copa del Rey como cabeza de serie y ahora, en el torneo, ha alcanzado por primera vez las semifinales.

Nada de eso es fruto de casualidad. En ese recorrido hay muchas horas de trabajo. Tomás Bellas, Jon Scheyer, Ryan Toolson, Javier Beirán, Brad Newley, Roberto Guerra, Spencer Nelson, Eulis Báez, Uros Slokar, Xavi Rey, Edy Tavares, Samu Domínguez y hasta Paulao Prestes han sido la punta del iceberg de un grupo en el que, para entender su éxito, son imprescindibles los técnicos Israel González y Víctor García, el médico Pedro Montesdeoca, el prepardor físico Juanjo Falcón o los fisios Nelson y José María Sánchez. Y pese al amargo sabor que deja el duelo ante el Valencia Basket, que nadie olvide que las derrotas nunca son definitivas. Ya lo decía Saramago.