Ocasión idónea para sellar la venganza. La visita del Girona, que goleó (5-0) a la UD en Montilivi en la primera vuelta, en el día más negro de Lobera como técnico amarillo, parece propicia para los insulares. Los catalanes, una de las grandes sensaciones del campeonato, sólo han sumado una victoria en las últimas siete jornadas -en su feudo y ante el Guadalajara-. Esa única alegría en este 2013 ha provocado que los catalanes hayan descendido de la segunda a la cuarta plaza de la tabla clasificatoria.

Además, el cuadro del preparador catalán Rubi -debutante en la categoría como Lobera-, que tiene en Benja a su máximo artillero con once tantos, estira su decadencia con el rol de visitante. En sus últimos seis desplazamientos, el equipo catalán sólo contabiliza una victoria (ante el colista Xerez y hace dos meses), dos empates (Castilla y Barça B) y tres derrotas (Ponferradina, Sabadell y Alcorcón).

Esta crisis ha dilapidado la renta de nueve puntos que tenía el Girona con el tercer puesto, ha pasado de ser la sombra del Elche a entrar en el vagón de la promoción junto a Alcorcón, Córdoba, Villarreal y la propia UD Las Palmas.

Cabe reseñar que cinco puntos separan al Girona, en caída libre, de una UD intratable en el Gran Canaria. Situación que ha provocado que desde el Girona se tilde el encuentro de clave. "Queremos dar un golpe sobre la mesa y dejar tocado a un rival directo", valoraba el técnico Rubi al Diari di Girona.

Reforzado con Bordas y Hurtado, el equipo catalán trata de frenar la sangría y repetir su inicio categórico del campeonato. En las primeras catorce jornadas, sólo encajaron dos derrotas y presentaron su candidatura al ascenso directo.

Su recital ante la UD, el 1-5 en el Pedro Escartín de Guadalajara -segunda jornada del torneo- y el 5-2 ante el Recreativo en Montilivi -novena jornada- fueron los tres fotogramas de su época de esplendor. Pero el escenario ha cambiado de forma radical. A pesar del gris rendimiento de la UD lejos de su feudo, los amarillos parten con serias opciones de vencer al cuarto clasificado y vengar la manita. El Gran Canaria es un templo infranqueable y se presenta una oportunidad mayúscula. Regresar a la zona noble y estirar la pájara de un rival directo por la gloria.