El Cabildo Insular de Gran Canaria, como propietario de la vía, y el Ayuntamiento de la capital, que dispondrá del operativo policial, habilitarán el próximo fin de semana -sábado y domingo- dos carriles de la Avenida Marítima para que los aficionados a la Vela Latina Canaria puedan estacionar sus vehículos y seguir la competición con seguridad. Se trata de una prueba piloto, que ya se inició la semana pasada, para conciliar el espectáculo de los botes en la bahía y los incovenientes a la hora de aparcar los coches.

En las sucesivas reuniones a tres bandas, entre los representantes de las Administraciones locales, insulares y la Federación de Vela Latina Canaria, se ha convenido que de manera experimental los aficionados puedan seguir aparcando en las tres zonas habituales: desde el Castillo de San Cristóbal hasta la estatua de la Lady Harimaguada; desde el Guiniguada hasta la altura de la calle Pilarillo Seco y desde la Fuente Luminosa hasta la entrada de Juan XXIII. Aunque, a partir de este sábado, cuando se celebre la primera jornada del Campeonato Provincial, todas las zonas de aparcamiento estarán provistas de sus señales correspondientes, un desembolso que ha correspondido al Cabildo Insular.

Mientras, el Ayuntamiento de la capital se encargará de dirigir y ordenar el tráfico a través de la Policía Local.

El dispositivo de aparcamientos, que estará en funcionamiento media hora antes del comienzo de las pruebas del sábado y domingo, propone que en las zonas habilitadas el carril más próximo al mar se utilice para aparcar mientras que en el contiguo la velocidad no podrá superar los 50 kilómetros hora, para facilitar la entrada y salida.

"El fin de semana pasado la experiencia tuvo un resultado óptimo, ahora debemos perfeccionarla y matizarla", destaca Juan Santana, presidente de la Federación de Vela Latina Canaria, quien también enfatiza el "buen funcionamiento" del servicio de guaguas. Este servicio especial parte desde la plaza de Manuel Becerra. El vehículo accede al Muelle Deportivo desde la avenida de Juan XXIII, donde recoge a los seguidores que se den cita en esta dársena.