El Estadio de Gran Canaria cumple diez años y, más allá de sus usos, lo hace en buen estado. Así lo entiende Enrique Sánchez Romero, presidente de VVO Grupo, que fue, junto a Dragados, la empresa constructora responsable de la edificación del recinto deportivo.

"Técnicamente no ha habido problemas estructurales, ni de cimentación o de las instalaciones. En esto influye el mantenimiento, pero el cuidado ha sido razonable. Ése no ha sido el problema, gracias a Dios," explica éste antes de añadir: "La pena es que este estadio no haya sido un acicate para la práctica del atletismo. Yo entiendo que hay poca afición y, pese a que cada día hay más carreras, no hay nadie que defienda las pistas. Por otro lado, tanto el fútbol como la Unión Deportiva acaparan el espacio y si se piensa bien es una pena. Que se haya hecho una inversión tan importante, que se pongan unos medios de este nivel para cultivar un deporte fundamental y que no se haya utilizado es una pena".

Enrique Sánchez Romero reconoce que el proceso de construcción fue complejo y costoso. "El proyecto inicial carecía de muchas definiciones y aspectos, de tal manera que el presupuesto adjudicado tuvo un incremento tres veces y medio al inicial", señala. Ahora, Sánchez Romero, entiende que la zona , con el Palacio Multiusos y el Anexo, se consolida como una ciudad deportiva de alto nivel y cuenta con potencial importante para la promoción del turismo deportivo. "Lo importante es que el espacio ya está", finaliza.