Carpetazo a la crisis con cuatro novedades en el once amarillo en relación al último traspiés ante el Mirandés. El técnico amarillo recuperó a Guerrero como revulsivo y apostó por Tato para relevar al sancionado Thievy. Con Vitolo y Momo en los costados, Macky entró en el último tramo del encuentro.

Laboratorio mágico. Lluvia de variantes para huir de las tinieblas. Revolución y cambio de piezas para abrir la puerta del paraíso. El técnico de la UD Las Palmas, Sergio Lobera, lució su catálogo de novedades tácticas para zanjar la crisis y doblegar al Numancia. Los amarillos, que habían encadenado un mes sin vencer, escenario de vértigo que hizo peligrar la disputa del playoff, vieron ayer la luz. Y la victoria llegó bajo un marco de revolución. El propio Lobera lo reconoció en sala de prensa tras sumar una victoria crucial. "Manejamos variantes y las hemos aplicado, era el día para ponerlas en liza. Ya he dicho que tenemos plan a, b, c y d", explicó el estratega amarillo.

Todo se gestó desde la pizarra. El técnico aragonés del cuadro isleño [que perdía por sanción a dos pilares básicos como Murillo y Thievy] cedió todo el protagonismo a Javi Guerrero. El veterano jugador madrileño se disfrazó de jefe de operaciones y lideró la resurrección. Un delineante de lujo. Pero no fue la única modificación.

En relación al último partido liguero ante el CD Mirandés, la UD planteó otras tres novedades de inicio: David García -que relevaba al zaguero colombiano-, Vitolo -ausente ante el Mirandés por sanción-, y Tato. A pesar de la agonía final ante el equipo soriano, la fórmula funcionó. El equipo recuperó parte de la chispa que encandiló a la categoría con un fútbol total, repleto de potencia y desborde. Lo de ayer fue una muestra de orgullo, alejada de la perfección del esplendor del final del pasado año, pero vale para respirar con rigor.

Es preciso desmenuzar cada movimiento. Javi Guerrero inició el pulso desde la mediapunta y acabó de centrocampista. Metamorfosis para generar una tonelada de pólvora. Fueron 81 minutos de combate, abrazando su brújula, para convertirse en el mejor aliado de Nauzet en la sala de máquinas.

Guerrero fue el emperador y estuvo respaldado, en primera línea de combate, por un alfil dinámico y capaz de morder por un centímetro cuadrado. Tato, el artillero que se doctoró en la Nova Creu Alta ante el Sabadell, en la trigésima primera jornada, con un recital de talento y dos dianas en aquella tarde, volvió a saborear la gloria del gol. El atacante murciano partió con la misiva de dinamitar la sombra de Thievy y al final salió victorioso. El ex del Xerez buscó los espacios con insistencia y estuvo cerca de estirar su cuenta. En una semana de ingeniería táctica, repleta de probaturas y tras tres sesiones a puerta cerrada, Lobera mantuvo a Vicente Gómez y Nauzet Alemán al mando de la nave. Una prueba de fe.

Mandó a Hernán al banquillo, que cumplió en el duelo como central en el Municipal de Anduva, tras la roja a Murillo. Con Vitolo -ausente del naufragio de Miranda- y Momo en los costados, la UD salió valiente y sin concesiones.

Vicente, que ha logrado desbancar a Hernán, tuvo que multiplicarse en las labores defensivas. Sobre todo en el segundo acto, cuando el Numancia se hizo con el control del partido y coqueteó con el empate a dos goles. Nauzet terminó desplazado en el costado derecho, con Javi Castellano y Hernán, que entró en el minuto 66 por Momo, junto a Vicente en el centro.

Más músculo, menos magia

La puesta en escena de la UD fue salvaje. Los amarillos se hicieron con el control, recuperando señas de identidad de la edad dorada de Lobera. El acoso terminó con un penalti infantil de Juanma -tras tocar el balón con la mano-, que fue aprovechado a la perfección por Vitolo para acabar con la sequía.

Desde el punto fatídico, el extremo amarillo, que suma quince dianas en este curso liguero, ponía fin a 280 minutos sin ver puerta para un equipo que lucía síntomas de mejoría. Con el viento a favor, Lobera exigió el intercambio de posiciones de los extremos. Momo y Vitolo, que iniciaron el pulso a pierna cambiada, fueron mutando de autopista para provocar el desconcierto en un Numancia sin ideas.

Un gran pase de Nauzet a Tato terminó en la acción del 2-0 en el minuto 38 de la contienda. El atacante murciano emuló a Thievy para fusilar a Ribas. La misma obra pero con diferentes artistas. La UD, efectiva y con un nuevo latir, encarriló el partido con lo justo.

En cuanto a los cambios, el técnico amarillo, una vez más, sacrificó el descaro de Momo -que estuvo cerca de marcar- y dio entrada a Hernán Santana (minuto 66). Javi Castellano, otro albañil, entró por Tato (m. 76) para mantener el 2-1 tras el tanto de Natalio.

A falta de diez minutos, Macky Chrisantus tomó el relevo del ataque tras suplir a Guerrero (m. 78). En el duelo de la revolución, y tras la expulsión de Vicente (m. 83), Hernán y Javi Castellano acabaron con el cuchillo entre los dientes. Batalla y presión en la parcela central, con Vitolo -izq.- y Nauzet, en los costados, Chrisantus fue un puma en la trinchera enemiga. En la zaga, David García y Deivid luchando contra los dragones del Numancia. Victoria y héroe. Guerrero, que no era titular desde la derrota ante el Alcorcón en febrero, asestó varias puñaladas a un rival con orgullo. Con menos magia, la UD recupera el espirítu. Coraje y lucha para seguir soñando.