El fútbol canario fue siempre pródigo pariendo ases para destacar después sus virtudes y escaquear las fisuras que suelen tener hasta los mejores.

Ahora, en la UD Las Palmas hay jugadores de distintas procedencias queriendo volver a la gran categoría ocupada por primera vez hace 62 años. Mirando al tiempo pasado se me ocurrió mentalmente recordar para sentimiento y diálogo de cada uno de aquellos futbolistas que con Luis Valle hicieron la triunfal entrada.

Y no puedo explicar toda la pena sentida en ese intento al advertir que, al fallecer tú, Yayo, defensa que entonces eras capitán y ejemplar deportista, ya no queda nadie de aquel ascenso con quien intercambiar recuerdos de la histórica conquista. Y es que, igual que tú te fuiste, se han ido marchando también Castañares, Juanono, Tatono, Elzo, Manolín, Polo, Tacoronte, Peña y Cedrés, todos menos uno de los componentes de un cuadro de honor del que ni uno solo queda ya para dialogar, porque la tristeza se agranda más al saber que si bien aún queda en vida Manuel Montes como último eslabón de aquella cadena de oro del primer ascenso, resulta que la desgracia se ha cebado en él. Hace algún tiempo, como tú sabes, perdió una pierna, y aunque aún podíamos hablarle apostados junto a su silla de ruedas, ahora ya ni eso. Acostado en la cama de su residencia y sólo con la mirada, o con leves movimientos de su rostro, parece querer responder sabe Dios qué a las preguntas que alguna vez, no siempre, capta.

(Creo que conocer y difundir este inciso de recuerdo de Manolo Montes tan querido por la afición amarilla, permite a ésta mirar con simpatía a su pasado, y con respeto al presente en el que, aún con la salud maltrecha, sigue siendo el último icono vivo del primer ascenso).

Volviendo a la última y dolorosa desaparición del capitán Yayo, y comentándola en el tanatorio con Javier Domínguez, amigo, investigador y estudioso del más viejo fútbol canario de los conocidos, nos dio, como siempre, por repasar viejas situaciones del fútbol isleño, y escarbando en la memoria de las anécdotas, apareció una tan simpática, y tan poco conocida por la nueva afición, que aún dentro de la tristeza del momento nos hizo sonreír cariñosamente en su recuerdo. Porque tú, Yayo, buena persona, vecino y amigo familiar de mi gente, defensa amarillo, eficaz y disciplinado, que en los partidos que jugaste con la UD no marcaste ningún gol, sí marcó en cambio, y nada menos que tres, en el viejo Chamartín jugando en las filas del Real Madrid compartiendo alineación con Montalvo, Pont, Scarone, Arzuaga, Alonso y otros famosos.

Actuó Yayo de extremo izquierdo en el partido como un Gento cualquiera siendo encima el más destacado del equipo madrileño gracias a los tres goles que metió a Gorrín, entonces portero amarillo. El resultado fue de Real Madrid, 3 - UD Las Palmas, 2.

Entonces, 1952, aún no usábamos ningún anglicismo en esto de los goles múltiples, razón por la que nadie publicó que Yayo, defensa del equipo canario, jugando de extremo en el Madrid, metió un hat-trick a su propio club amarillo.

Yayo, no escribí nada de tu óbito, pero que te sirvan estas líneas de despedida como una muestra de afecto de tus seguidores, y el recuerdo perpetuo de tu familia, junto a la que se encuentra la mía.