La afición del Centro Insular de Deportes nunca se había visto en una igual. Era una semifinal de Liga, un compromiso de alto voltaje, más aún teniendo en cuenta cómo había sido el inicio de la serie en el Palau Blaugrana, con esos líos arbitrales que tanto debate han suscitado entre entendidos y curiosos. Además de la ilusión, que se le supone al hincha como al legionario el valor, el Herbalife Gran Canaria tenía una cita con la historia en mayúsculas ante el FC Barcelona.

Una vez llegado hasta el escalón previo a la gloria, una vez probado el néctar del Olimpo, los protagonistas fantaseaban con una eliminatoria larga, llena de batallas y trincheras, donde quizá cupiera una vuelta a Barcelona el próximo domingo. Eso es lo que le encanta a la gente, que el chico le pinte la cara al grande. Por eso, cinco minutos antes, cuando el speaker Josito presentó a los actores de la noche, la hinchada más amarilla que nunca bramó tan fuerte que el populacho que paseaba por la Avenida Marítima miró asombrado hacia el pabellón. Dentro hacía calor, el ambiente estaba cargado, húmedo como es costumbre. Era una atmósfera apropiada ante un Barça de mil y una estrellas, ante un compromiso sin antecedentes por estos pagos.

A un minuto del inicio del encuentro, cuando en los dos corrillos se daban las últimas instrucciones, apareció Taph Savané en el pabellón, la grada aumentó su griterío, se puso en pie y ya no había lugar para la tregua. Con el icono amarillo ataviado con la camiseta del Granca, la puesta en escena estaba servida para vivir 40 minutos de pasión. Y era evidente, los árbitros, el trío de colegiados, serían el primer objetivo de la platea. Bultó, Pérez Pizarro y Peruga se convirtieron en los primeros enemigos por extensión del arbitraje en el último partido del Palau. El recibimiento de la grada fue sentencioso, crítico e irónico. Con el balón en movimiento, a las ocho en punto de la tarde, todo el Centro Insular se entregó en alma a su equipo, que sintió, de entrada, el ánimo con un juego vivaz y acertado.

En los primeros cuartos, las sonrisas recorrían de fila en fila. Una vez por el mate de Báez ante las torres blaugranas, otra con un canastón de Bellas a aro pasado o por un dos más uno de Toolson, que hizo explotar al pabellón al grito del tradicional "pío, pío". El partido estaba ahí, en la sartén, con una vuelta y vira, y la gente estaba bien metida en el cotarro. La atmósfera seguía siendo eléctrica y Xavi Pascual no lo veía claro. Por eso, sacó a uno y metió a otro, rotó a bases, aleros y pívots hasta que encontró un quinteto que rompiera la resistencia de los locales.

El Barça apretó en el tercer y cuarto parcial. Desconectó al Gran Canaria, que no veía aro fácil, que no corría, que sufría y no se divertía. La grada no se calló. Siguió ahondando en el orgullo, vitoreando cada canasta por más que la diferencia ya fuera prácticamente insalvable. A tres minutos del final, con todo ventilado, el aficionado se olvidó del partido, del martilleo catalán, e hizo memoria. Recordó todos los buenos momentos de la temporada y lanzó su imaginación hacia el futuro, se lanzó a un gran salto hacia lo desconocido.

Dos tiempos, dos equipos

Z Roberto Guerra (5)

Marcado por las pérdidas

Salió frío, demasiado frío. Sus primeras acciones fueron negativas para él y el equipo. Perdió varios balones consecutivos y no defendió bien a Brad Oleson, que empezó a martillear el aro grancanario con poca resistencia. Se llevó un par de broncas de Pedro Martínez y no regresó a la pista hasta el final del compromiso, con todo decidido.

Z Brad Newley (6)

Tiró de raza

En el último partido de la temporada en el Centro Insular, el australiano puso sobre la pista los mismos rasgos que le han caracterizado desde el primer día de competición. El alero tiene raza y anoche, ante las adversidad, intentó empujar a los suyos en el peor momento, cuando las ventajas se disparaban en el luminoso. Anotó 12 puntos y capturó tres rebotes, pero estuvo irregular en defensa. Al final, terminó el compromiso desfondado por la constante rotación de los hombres exteriores del Barcelona. Fue de los más aplaudidos.

Z Ryan Toolson (6)

Destellos ofensivos

El escolta norteamericano comenzó enchufado, asumiendo riesgos, anotando con cierta comodidad, pero su estrella se fue apagando con el paso de los minutos. El Barça apretó en defensa, como no lo había hecho durante la serie, y terminó por secar al jugador, que siempre estuvo pendiente de las personales.

Z Tomás Bellas (6)

Siempre activo

El base titular mantuvo las constantes vitales del Gran Canaria en los primeros cuartos. Después del descanso, apenas pudo contener la marea azulgrana, que se hacía mayor a cada segundo que pasaba. Tras el intermedio, no pudo atar a Marcelinho Huertas, que comenzó un recital de asistencias y puntos. Al final, acumuló siete puntos, tres asistencias y tres faltas recibidas en su valoración.

Z Samu Domínguez (sc)

Un minuto histórico

Pedro Martínez premió con un último minuto la labor del canterano durante los entrenamientos. El pívot, que salió a la pista con todo despachado, podrá contar que estuvo en la primera semifinal del Gran Canaria.

Z Eulis Báez (7)

Todo un gladiador

Se debió multiplicar para frenar casi en solitario a una rotación de tres pívots de primera línea. Acabó el partido desfondado, pero con una actuación notable, que fue premiada por el público del Centro Insular. El pívot obtuvo una valoración de 16 puntos, después de anotar 13 puntos y capturar 11 rebotes. Fue todo un gladiador para el Gran Canaria.

Z Spencer Nelson (6)

El corazón del equipo

Tuvo un partido pleno de batalla contra los hombres interiores del FC Barcelona. Estuvo menos acertado que de costumbre con el aro adversario, un asunto que pasó factura al rendimiento del equipo. Al igual que sus compañeros, estuvo flojo de manos lo que propició alguna pérdida innecesaria de balón. Anotó cinco puntos y tomó ocho rebotes, cuatro de ellos en la faceta ofensiva.

Z Óscar Alvarado (5)

Dirección irregular

Empezó bien, entonado, alegre e incluso anotó un triple desde ocho metros, que puso el Centro Insular patas arriba. Después, como el colectivo, se fue sumiendo en la desesperación y el descontrol. Perdió algunos balones que le sacaron del partido y le hicieron vulnerable para los bases del conjunto catalán.

Z C. Oguchi (5)

Dos puntos y poco más

El escolta se despistó en defensa en más de una ocasión, lo que costó canastas sencillas al Gran Canaria. En ataque, anotó una canasta contra el cristal y falló un par de tiros cuando estaba totalmente solo.

Z Javier Beirán (6)

Pletórico en el comienzo

El alero madrileño salió al parqué liberado. Como en los viejos tiempos, anotó con facilidad desde más allá del 6,75 y se le veía sonriente en la cancha, disfrutando. Después, estuvo un largo periodo en el banquillo que lo enfrió en su vuelta. Anotó seis puntos, gracias a los dos triples, y capturó cuatro rebotes.

Z Uros Slokar (5)

Trabajo a destajo

Se enfrentó en distintos momentos con Tomic, Lorbek, CJ Wallace y Mavrokefalidis. El esloveno se tuvo que pegar con todos de mala manera en la pintura. Salió entonado, con buenos movimientos y algunos rebotes. Se perdió al final, como todos.

Quedaba apenas un minuto para que comenzara el partido cuando por la bocana del graderío apareció Sitapha Savané, jugador del Joventut y excapitán del Gran Canaria. La afición amarilla irrumpió en una entrañable ovación, que fue correspondida con emoción por el senegalés. Savané fue una aficionado más en la grada del Centro Insular y como el resto de asistentes se ilusionó, sufrió y aplaudió a su equipo del alma. En la imagen, saluda a los asistentes.