La Unión Deportiva decide su futuro en Murcia. Después de 42 jornadas de Liga, ha llegado a la última fecha del campeonato con una hermosa posibilidad que no ha podido saborear en la última década. A falta de hazañas de mayor calado, no se exagera si se conviene que éste es el encuentro más importante de los amarillos desde que aquella tarde de Anoeta, en 2002, abandonaran la Primera División. Esta tarde, en la Nueva Condomina, a partir de las 18.00 horas (Televisión Canaria) con los locales jugándose un último aliento para permanecer en la categoría, los hombres de Sergio Lobera se enfrentan a la ilusión de dos semanas vibrantes o unas agridulces vacaciones.

Las combinaciones para la última jornada del torneo son caprichosas. Desde cualquier frente se ha incidido con los datos. Con la victoria en la mano, la UD se clasificaría sin tener que mirar a los partidos Lugo-Ponferradina y Alcorcón-Sabadell, que se encuentran bajo sospecha por las casas de apuestas, que los han retirado del mercado. Si los isleños empatan o pierden en terreno pimentonero, sigue habiendo probabilidades, pero ya tendrían que rezar por un pinchazo de sus adversarios en la pugna. Como hace una semana, los transistores volverán a echar humo y el corazón del buen aficionado amarillo tendrá que estar preparado para emociones fuertes durante un par de horas.

Una vez despejado ese as en la manga que era el recurso ante el Comité de Disciplina Deportiva, los amarillos únicamente pueden fiarse de sus condiciones y sus fuerzas en el terreno de juego. Después de unos días de honda amargura, tras caer derrotados en Miranda de Ebro, la victoria del último fin de semana contra el Numancia y el resbalón en casa de la Ponferradina les hacen depender de sí mismos de nuevo, lo que suena para los isleños a música celestial. Después de este esfuerzo, urdido entre reuniones, conjuras y goles, perder otra vez la plaza de promoción puede saber a cuerno quemado.

De entrada, Las Palmas se juega el presente rabioso pero también el futuro inmediato. Todos son conscientes de que un mal resultado en la Nueva Condomina haría cerrar en falso la temporada, por lo que se arruinaría la posibilidad de convencer a futbolistas como Vitolo, Thievy o Murillo, por citar a tres, para que continuasen en el proyecto otro curso más. Por contra, si la UD se clasifica en la promoción y tiene un buen concurso -con o sin ascenso-, los argumentos serían más consistentes para atar a los elementos más importantes de la plantilla.

Con todos estos condicionantes, y con alguno más, salta el equipo de Sergio Lobera a la arena de la Nueva Condomina. Enfrente tendrá a un rival moribundo, que necesita una carambola para salvarse del infierno, y que el domingo pasado era equipo de Segunda B, pero por arte del birlibirloque ahora tiene alguna cuota de esperanza.

Mientras, la UD, que se entrenó ayer en los campos de Cobatillas, presentará sobre el tupido césped del feudo pimentonero a lo mejor de la cosecha. Thievy Bifouma y Jeison Murillo regresarán con probabilidad al equipo, por lo que Sergio Lobera tendrá todo su arsenal disponible para conseguir la victoria y fijarse en batallas de mayor altura. Si los amarillos ganan, no tendrán tregua, el próximo miércoles les espera un Estadio de Gran Canaria abarrotado y un rival de alcurnia: el perdedor del Villarreal-Almería o el Girona.