Su siguiente cita, la próxima semana en la Universiada de Kazán. ¿Cómo afronta la competición?

Con mucho ánimo. Es la puesta a punto, un poco, antes del Mundial de Barcelona y espero poder hacerlo como se ha estado entrenando en los últimos meses.

Defiende los colores de España en Rusia. ¿Sigue sintiendo la misma responsabilidad que en sus comienzos sobre el trampolín?

Sí, por supuesto. Cada vez te exigen más. La experiencia te da un grado más de confianza, pero también te da más responsabilidad.

Presente en numerosos campeonatos de España, de Europa, Mundiales, dos Juegos Olímpicos... ¿Se afronta con la misma ilusión un torneo universitario?

Sí, pero son muy diferentes. En los Juegos Olímpicos conoces gente nueva, tienes la posibilidad de ver más deportes, algo que en los otros campeonatos no puedes hacer. En los universitarios tienes responsabilidad pero no tanta como en unos Juegos o en otras competiciones de carácter nacional o europeo. Tienes presión, pero es más divertido, lo puedes llevar mejor.

Y... ¿qué impacto podría tener su actuación de cara al futuro?

De cara al futuro inmediato me daría más confianza para el Mundial. Es una piedra de toque importante para ir a Barcelona, ya que el nivel será altísimo.

¿Cuáles serán sus principales oponentes en Rusia?

Sin duda, China, Rusia, Ucrania, Estados Unidos, México, Australia y Canadá.

¿Qué objetivo se ha marcado para la Universiada?

Me gustaría pasar a las finales. He preparado más la prueba de tres metros, que es la más importante, pero este deporte es suerte. Intentaré hacerlo lo mejor posible tanto en un metro como en tres.

Pónganos al día. ¿Qué ha conseguido en lo que va de año?

En el campeonato de España, de enero, conseguí las mínimas para los grandes premios internacionales. Está bastante bien, porque estaba lesionada del dedo y había perdido toda la pretemporada. Y en el Nacional de Verano, que fue en el Metropole, quedé segunda desde los tres metros.

Unas mínimas que le llevan a estar en el Mundial de Barcelona, este mes. ¿Cómo lo ve?

Lo veo complicado. El nivel será altísimo, pero yo voy a ir a hacer bien mi trabajo y luego que sea lo que Dios quiera. Espero que el dedo no me juegue una mala pasada.

Lesión en el dedo del pie, en 2011 pasó por el quirófano debido a una dolencia en el hombro. ¿Cómo se encuentra físicamente?

El hombro, después de la operación, bien; pero me tengo que operar del primer dedo del pie cuando acabe la temporada. Hace un año se me luxó y el tendón está demasiado lapso y se me luxa cuando quiere. Pero bien, no me duele.

Estuvo ocho meses inactiva a causa de esa intervención quirúrgica en su hombro. ¿Le ha dejado alguna secuela física?

La elasticidad de hombro. Al coser el tendón pierde movilidad porque se trata de sujetarlo para que no vuelva a salirse, y en este deporte es fundamental la rotación de brazos, entonces he hecho unos apaños para intentar paliar ese déficit. Lo peor no es lesionarte, ni el dolor, sino los ocho meses que estás sin poder saltar y el proceso de recuperación. A base de trabajo pude salir adelante, aunque he de reconocer que psicológicamente lo pasé muy mal.

Y ante eso, ¿pensó, en algún momento, en su retirada?

No, nunca. Siempre en seguir trabajando hasta que el cuerpo aguante y me diga hasta aquí.

Aún así continúa estando al más alto nivel. ¿De que pasta están hechos los saltadores de trampolín?

De la pasta del trabajo y la constancia diaria.

Olímpica en Pekín 2008 y Londres 2012. ¿Cómo le ha cambiado la vida tras esos Juegos?

Sigo con la misma vida, sigo siendo la misma de siempre. Es cierto que nunca te esperas llegar tan lejos, sobre todo porque yo no voy a centros de alto rendimiento y soy una de las pocas saltadoras que está en la universidad, algo que es bastante difícil de llevar. Pero, sin duda, ir a dos Juegos Olímpicos ha sido un premio para mí.

Pero... no tuvo suerte y cayó, en ambas citas olímpicas, a las primeras de cambio. ¿Tiene alguna espinita clavada?

Para las dos estuve lesionada. Ya le dije a mi padre que no sé si me conviene clasificarme para la siguiente -Río de Janeiro 2016-. La espinita, claro que la tengo, pero no tanto por el puesto sino por no haberlo hecho como yo esperaba. Te tienes que resignar y aceptar que las demás estuvieron mejor que tú.

¿Considera que su paso por los Juegos ha sido un fracaso?

No, para nada. Las condiciones que nosotros tenemos no son las mismas que tienen otros países, y ya si vives en una isla, mucho menos. Fallé, pero no lo veo como un fracaso sino como una gran experiencia en mi vida. Desde júnior se suponía que yo era una apuesta de futuro, pero me vinieron las lesiones y me machacaron. Sé que se esperaba mucho más de mí.

24 años, nombrada cuatro veces mejor saltadora de España, dos veces olímpica... ¿Qué le queda por conseguir?

Me gustaría ganar una medalla europea, es mi sueño. Cuando era júnior siempre me quedaba cuarta, pero no lograba subir al podio.

¿A qué dedica su tiempo libre?

El poco que tengo a estudiar y a cuidar a mis cuatro gallinas y a mis dos perros, pero me encantaría practicar hípica, surf y aprender italiano e inglés. Algún día...

¿Qué estudia?

Tercero de Medicina.

¿Tiene alguna manía antes de subir al trampolín?

Tengo muchas. Las cholas tienen que estar juntas tanto las mías como las de mis compañeras. Puedo estar como cinco minutos colocando zapatillas. Y otra de ellas es mi chandal. Lo tengo que tener dobladito para cuando salga de la piscina. Si todo no está en orden no puedo saltar tranquila.