La organización de unos Juegos Olímpicos tiene en su apartado presupuestario una de las vertientes que más controversia genera. La cita de Barcelona´92 contribuyó a erradicar una cierta decadencia que se adivinaba en la cita olímpica, pero dio paso a un gigantismo que ha terminado por asentarse en todas las esferas del olimpismo: enormes volúmenes económicos para dos semanas de atención mundial que necesitan traducirse en un legado posterior de riqueza social, medioambiental y laboral. Y Madrid 2020 ha puesto especial cuidado en asegurarse de que el nivel de gastos ha de hacerse desde una perspectiva "realista y conservadora", como asegura el dossier oficial de la candidatura, y bajo el "afán por minimizar todo riesgo posible de desajuste presupuestario".

Los responsables de la candidatura han insistido en numerosas ocasiones en que el hecho de que el casi el 80% de las infraestructuras necesarias ya estén disponibles reduce de manera significativa los costes y, además, según se informó a los miembros del COI en el último examen a la candidatura, los Juegos tienen el objetivo de constituirse en "motor fundamental de desarrollo social y económico a largo plazo, cuyo resultado será el aumento de calidad de vida y la cohesión social de los ciudadanos".

El comité organizador de Madrid 2020 (COJO) ha presupuestado en cerca de 2.500 millones de euros el apartado de gastos de organización, que serían compensados con una cantidad idéntica de ingresos, con lo que el déficit sería nulo.

Los gastos serían cubiertos por los ingresos del COI, los patrocinios privados y la venta de entradas (tanto para los Olímpicos como Paralímpicos), y compensan fundamentalmente los alquileres de las distintas sedes y subsedes (354 millones de euros), personal (290 millones), sistemas de información (218 millones), administración (162 millones), Paralímpicos (135 millones) y publicidad (127 millones).

Telecomunicaciones, transporte y Villa Olímpica también se ´comen´ más de 1.000 millones en total. Dentro del dossier oficial, destaca el hecho de que 360 millones de euros van destinados a dos apartados de circunstancias no concretadas: ´Otros´ (relevo antorcha, test antidopaje€) y ´Contingencias´.

El índice presupuestario más controvertido es el que alude a las inversiones de desarrollo de infraestructuras (construcción de sedes, residencias olímpicas, medios de transporte y anillo olímpico), que ascendería a algo más de 1.500 millones de euros, a los que habría que sumar 150 millones más en servicios (seguridad, sanidad€). Las administraciones públicas responderán de estos gastos, aunque el volumen concreto que deberán asumir las mismas (Gobierno central, Ejecutivo de Madrid y Ayuntamiento de la ciudad) no ha sido revelado.

En la revisión de su candidatura, Madrid 2020 aclaró que los distintas administraciones públicas se comprometen "de forma conjunta" a financiar la construcción de las nuevas sedes deportivas y toda la infraestructura general que sea necesaria para el desarrollo de los Juegos", así como la responsabilidad de cubrir un "posible déficit" del presupuesto del comité organizador. Entre los beneficios, los nuevos puestos de trabajo que se crearán y el beneficio que genere el turismo, con unos 350.000 visitantes estimados al día.

Mirando a Londres y Barcelona

La Comunidad de Madrid estima que Madrid 2020 supondrá unos beneficios muy similares a los de Londres 2013, donde se crearon 50.000 empleos, 20.000 de ellos estables, y una actividad de alrededor de 20.000 millones de euros.

Pese al éxito de estas Olimpiadas, el modelo a imitar sigue siendo Barcelona. La cita olímpica catalana ascendió a 6.700 millones de euros y logró un impacto económico de más de 18,5 millones. Además, los JJOO dispararon el turismo en la ciudad condal en los años posteriores, pasando de 1,7 millones de visitantes en 1992 a casi ocho millones en 2007.

Tokio y Estambul

El gobierno metropolitano de Tokio ya dispone de un fondo de reserva de 3.400 millones de euros, "en efectivo", listo para emplear si la ciudad obtiene los Juegos, cifras que llevaron a la Comisión de Evaluación del COI a mostrar su confianza en que la economía japonesa pueda construir las infraestructuras necesarias.

El informe de la Comisión de Evaluación del COI reseñó que la economía turca, con un crecimiento anual del 4-5 %, "sería capaz de soportar el desarrollo de infraestructuras requerido".

Estambul, con un presupuesto cifrado en 14.500 millones de euros, destinaría 12.720 millones a mejorar su red de transporte -para lo que el Gobierno ha comprometido cerca de 7.570 millones- y para afrontar la construcción del 70 % de las sedes.