"A nuestro juego le falta pausa. No hemos dado más de cinco pases seguidos y eso no puede ser. Hemos jugado sin cabeza y excesivamente revolucionados". Así, sin esconder el problema, Sergio Lobera señaló en la rueda de prensa posterior al empate firmado ante el CD Numancia una de las carencias que lastra el juego de la UD Las Palmas durante las primeras jornadas del nuevo curso: la poca posesión de balón que registra un equipo en el que habitualmente coinciden futbolistas de un perfil descaradamente técnico como Vicente Gómez, Nauzet Alemán, Momo, Tana, Asdrúbal, Tato, Delev, Chrisantus o Juan Carlos Valerón.

El sábado, ante un rival que mordía en cada jugada para recuperar la pelota, la UD sólo firmó un 46% de posesión de balón. Incapaz de dar una salida limpia a su ataque y enredado en la medular, el juego del conjunto amarillo jamás logró tener fluidez para buscar, con cierta regularidad y algo de sentido, la portería del Numancia. Y así, con el equipo disperso a lo largo del terreno de juego, con metros de campo sin cubrir entre líneas, el cuadro de Sergio Lobera sufre.

Los datos, además, revelan que en lugar de progresar, la Unión Deportiva ha perdido, poco a poco, capacidad para retener la pelota. En la primera cita de la temporada, ante el Deportivo de La Coruña, el equipo amarillo salió con brío para imponer su hoja de estilo. Y más cuando el técnico, durante la pretemporada, recuperó el plan original con el que se instaló en el banquillo grancanario en verano de 2012: líneas adelantadas, mucha presencia en campo contrario y asociación constante alrededor del balón. Aquel ímpetu duró, más o menos, media hora. El periodo en el que Valerón, Momo y Nauzet combinaron a la perfección y el tiempo que tardó Fernando Vázquez en ajustar sus piezas para provocar un cortocircuito en la ofensiva de Las Palmas.

Aquel partido, de la primera jornada del ejercicio, los ganó el Dépor, que fue capaz de agitarse con gracia el dominio inicial local para rematar la faena, al inicio de la segunda mitad, con un gol de Insúa. Pero ni siquiera la reacción del equipo coruñés resuelta con una derrota amarilla evitó que ese día la UD tuviera más tiempo el balón que su rival: un 52%. Entre eso, el aún vigente caché del rival y algunos destellos no encendieron ningún tipo de alarma en el club ni provocaron más discusiones que las habituales -presentes desde verano de 2012- sobre la renovada apuesta de Lobera por querer tener la pelota bajo control.

El panorama, sin embargo, cambió en Mendizorrotza. Ante el Alavés a la UD Las Palmas le tocó sufrir, al trote tras el esférico y al son del rival, durante muchos minutos. En la primera media hora el representativo grancanario fue incapaz de hilvanar más de tres pases seguidos. Y así, sin el control del juego, se convierte en una presa fácil. Sólo una jugada a balón parad y el remate de Chrisantus, (0-1) dio algo de paz al conjunto de Lobera en Vitoria con un empate (1-1).

Ni siquiera el regreso a Gran Canaria para recibir a la SD Éibar sirvió para que la UD fuera capaz de reconducir su maña para dominar a partir de la posesión del juego. En un mal partido, en el que incluso el rival fue superior casi todo el pulso, sólo una diana de Asdrúbal evitó la derrota en el descuento.