¿Cómo llegó usted a Gran Canaria?

Primero, trátame de tú, para llevarnos bien -ríe-. Mira, yo estaba como militar en Cuatro Vientos (Madrid), y como tenía amigos canarios, pues surgió la oportunidad de venir, pedí destino y fui destinado a la Zona Aérea de Canarias. Ahí comenzó mi relación con la isla, hace 53 años.

O sea, que vive aquí desde entonces...

Bueno, ahora mismo eso no es exactamente así. Llevo un tiempo viajando por la Península y he decidido vivir allí, en las ciudades que cuando era futbolista visité y todo fue de pasada, porque apenas si conocía la estación del tren y poco más. Así que, con mi mujer, pasamos largas temporadas por todo el territorio. Ahora llevo unos meses viviendo en La Herradura, una localidad granadina muy hermosa, cercana a Aluñécar, en la costa, con un clima maravilloso, muy parecido al de aquí.

¿Y la relación con la UD Las Palmas?

A los seis días de llegar aquí fiche por el San Cristóbal. Poco después me fichó el Aficionado de la UD Las Palmas y de ahí pasé al Artesano, hasta que me reclamó la UD otra vez y pasé a formar parte del primer equipo. No fue un traspaso sonado, como los de ahora, porque todo era más modesto, pero recuerdo que les dieron dos o tres equipaciones y seis o siete balones por mi fichaje.

Jugó ocho temporadas, tras debutar de la mano de Dauder, con ascenso incluido. ¿Cómo fue?

Tuve la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Yo preferí jugar en el Aficionado hasta que me llamaran porque hacía falta arriba, y cuando me llamaron ya fue para quedarme de forma definitiva, como titular indiscutible muchos años.

Luego al Jerez...

Sí. Cuando acabé en Las Palmas -aunque me quedaba otra temporada de contrato-, me fui al Jerez y ya me retiré al año siguiente. De todas formas, he de reconocer que si hubiese sido un buen profesional, y ponlo así, que no lo fui por mi mala cabeza, habría alcanzado mejores cotas. Nunca me gustó tanta disciplina.

Ocho temporadas de amarillo y tres goles, pero dos de ellos en propia puerta.

Estoy orgulloso y fueron cuatro goles, lo que pasa que uno, que habría el del triunfo contra el Murcia, me lo anularon. Y del que marqué a favor del Huelva, cobré.

¿Cómo es eso?

El presidente del Huelva, que luego fue amigo mío, José Luis Martín Berrocal, regalaba un jamón a los jugadores del Recre cuando marcaban, así que le dije que yo también merecía uno. A los veinte días o así me lo mandó.

Vivió una gran época de amarillo, con buenos técnicos y jugadores. La mejor de la UD Las Palmas.

Sí, una gran época. No fuimos campeones porque no nos lo creíamos, nos faltaba ambición por momentos. Hicimos una exhibición en el Camp Nou y ganamos al Barcelona y a la semana siguiente perdemos en Riazor. Eso no podía ser. Tuve buenos técnicos y me quedo con Molowny como el mejor, porque psicológicamente era muy bueno. Y como jugadores, tuve buenos compañeros, pero el mejor, Tonono. ¡Qué clase!. Luego Germán, Correa -que no fue el mejor porque no quiso- y Guedes me impresionaron. Pero, ¿sólo vamos a hablar de fútbol?

Una más... ¿Y la UD actual?

La veo poco, porque vivo fuera. Pero veo al Madrid, porque el fútbol del Barça me aburre, es un juego rutinario. Además le tengo antipatía a los equipos del Norte, porque nos encharcaban el campo y hacía un mes que no llovía. Nos perjudicaban.

Cambiemos el tercio. ¿Cómo surgió la idea del libro?

Me encantan la música, la lectura y el cine. Soy socio de la Filarmónica, de los Amigos Canarios de la Ópera, del Festival de Música -un excelente legado de Rafael Nenot y Jerónimo Saavedra-, del Cuyás y no sé que más. Como no sabía jugar a las cartas, algo poco común en un futbolista, porque todos juegan, pues en las concentraciones del hotel Santa Brígida me aficioné a ver el programa Concierto, de la tele, y ahí me introduje en la música. Me encanta sobre todo Mozart. Luego en los libros. Y me gustan las pelis de acción.

Pero, ¿y Memorias de un insensato?

Mi libro. Lo ideé en 2008. Nadie quería consumir, por la crisis, y no tenía trabajo, así que me dediqué a él, a escribir todas mis vivencias. Los tejemanejes en torno al fútbol y que los periodistas no contaban de lo que hacíamos los futbolistas. Respeto la privacidad de las personas protagonistas y les pongo nombres ficticios, por si no les g usta, pero lo cuento todo, con gracia.

Ya jubilado, ¿se va a dedicar a la escritura?

No, primero voy a triunfar con una idea que tengo con un amigo de un paraguas para el calor, con agua refrigerante y luego, cuando acabe la crisis, creo que en 2016, volveré a mis actividades de importar productos desde China.