¿Qué significó para usted el resultado logrado en esta segunda ocasión en la que participaba en este Rally Intercontinental Africano (ICR)?

Fue una emoción enorme y fue también la recompensa de dos años de trabajo. Cabe recordar que participé en la edición anterior, 2013, en la cual, cuando iba quinto en la clasificación, tuve que abandonar, por desgracia, porque rompí el motor en la séptima etapa. Ha sido un sueño cumplido. Desde niño siempre he querido correr un Dakar y esto era lo más parecido. Siempre me han gustado las motos. Tengo moto desde los nueve años. Competí con una Yamaha WR-450, de 2008.

¿Cuál era su objetivo en esta edición en la que participaba?

Podemos decir que fui con un carácter competitivo. Mi objetivo era terminar la carrera, no fracasar, no tener que abandonar como el año pasado me sucedió.

¿Fue fácil para usted poder participar en este rally?

No fue nada fácil poder competir, ni en lo económico, ni respecto a tener días libres para hacerlo. Me respaldaron el Centro Comercial 7 Palmas y Galt, la petrolera portuguesa, entre otros. Cogí dos semanas libres de mis vacaciones y dos días de permiso de asuntos propios para poder participar. Muchos tienen que borrar los tópicos de que los bomberos vivimos bien y con mucho tiempo libre. No es verdad. Estamos en huelga y trabajamos más que nunca. Ha sido más duro. No tenemos privilegios. Sin embargo ser bombero es el mejor trabajo del mundo. Trabajé como tal en Albacete y en Toledo, y desde 2003 como bombero del Consorcio de Gran Canaria.

¿Hay que estar muy preparado para ser bombero?

Es una oposición muy dura. Luego tienes que estar preparado física y mentalmente para el trabajo diario. Muchas jornadas estás 10 o 12 horas dando el máximo. Siempre te quedas con el recuerdo de las personas fallecidas en servicios que has realizado.

¿Cómo se presentó esta carrera desde su inicio en Almería y cómo ha sido su recorrido?

Alucinante. Sólo participan cien vehículos, en las cuatro categorías: motos, coches, camiones y quads. Es un rally pequeño, pero duro. Comenzó el día 20 de enero y acabamos el día 2 de febrero en el lago Rosa de Dakar. Alucinante porque se atraviesa Marruecos, Mauritania y Senegal, y en los parajes míticos. Lugares increíbles como Erg Chebbi -es donde están las dunas más altas de Marruecos, de más de cien metros-; Samara, cerca de los campamentos de Tinduf; la tierra de nadie que está en la frontera de Marruecos y Mauritania; la línea del tren más largo del mundo, entre Chinguetti y Nuadibú; el lago Rosa y las playas de Dakar.

¿Cómo fue la participación?

Hubo el récord de nacionalidades, cerca de cincuenta, hasta de Bermudas. También participaron los canarios Juan Francisco Medina, bombero del Consorcio, y Francisco Fleitas. Respecto a la gente, pues siempre te quedas con el calor y el color. En Senegal, es una pasada. La gente es muy agradable, siempre con una sonrisa. Allí me impactó más su gente. Hay que resaltar la pobreza que existe en Mauritania. Es desesperante ver tanta pobreza. Te quedabas sin palabras. La gente vivía en lo que no parecía una chabola, entre cuatro palos. Pobres como ratas.

¿Cómo fueron las etapas?

Hacíamos 600 kilómetros y se me hacían cortas. Es algo indescriptible. Se unían las cosas que más me apasionan: la moto, los viajes, la aventura y las carreras. Además, tenía contratada la asistencia del Club Aventura Tuareg, el cual te facilita ayuda en relación a herramientas, mecánica, transporte y demás

¿Hubo inseguridad durante esta prueba con la misma ruta que el anterior París-Dakar?

En la edición anterior en la que participé, 2013, estuvimos escoltados por los militares en Mauritania en cada etapa. Este año no hizo falta. Estuvo entre nosotros el propio ministro de Turismo, acompañaba a la caravana entre la frontera con Marruecos hasta la que linda con Senegal. Hay que tener en cuenta que esta competición supone un ingreso importante para el Producto Interior Bruto (PIB) de estos países por los que se disputa.

¿Cuál es su próximo objetivo deportivo?

Mi intención es participar en la edición de 2015 del París-Dakar americano. Sé que son aspiraciones mayores, que vengo de participar en una prueba en la que la inscripción costaba en torno a 6.000 euros a otra en la que pasamos a unos 30.000 euros. He hablado y cambiado impresiones con los canarios que han participado, como Jorge Gómez y Pedro Peñate. Se trata de participar en un nivel superior y duro, que es alcanzable, preparándose bien física y mentalmente. También es imprescindible el apoyo de las empresas.