Una noche en la ópera para un artista bajo el calor de la inspiración. En el caos de tráfico de la medular, en esa guerra fría de intereses y regates ante los perros de presa del Lugo, navegó un estilista barroco. Un poeta del balón. Roque Mesa (25 años) se doctoró ayer en el Gran Canaria ante el Lugo con una actuación portentosa. Custodiado por Javi Castellano y Hernán Santana, el teldense formó parte del tridente de Paco Herrera con su firma de caviar. En su primera titularidad en este curso liguero -relegó a Vicente Gómez al banquillo-, el centrocampista dejó para la galería un gesto de genio, en el que se quitó de encima a tres rivales en el segundo acto. Fue la acción del partido. Levantó a las 13.240 almas que poblaban el Gran Canaria y al final, lesionado, fue ovacionado por el respetable. A la aportación mayúscula de Araujo -cuatro tantos-, el trabajo de Roque fue majestuoso.

Por fin, tiene un capítulo de éxtasis, tras dos cursos como emigrante forzado. Primero, en la 2012/13, relegado en calidad de cedido al Atlético de Baleares de Segunda B, y en la pasada 2013/14, fue la estrella de Las Palmas Atlético en la categoría de bronce. Dos años en el infierno han fortalecido su vena de artista. En su segunda etapa de amarillo en el equipo profesional -la primera fue en la 2011/12 con 22 partidos oficiales-, su explosión es una bendición. "Todos los jugadores trabajan para sentirse titulares", valoraba tras el empate ante el Mallorca hace una semana. Sediento de gloria, acertó en la antesala de la batalla ante el Lugo. Herrera recompensó su entrega y le abrió la puerta del cielo.

Varita mágica

La presencia del teldense fue una de los dos novedades en la propuesta inicial de Herrera ante el juego de toque de Setién. Para suplir al lesionado Momo, el técnico catalán apostó por Asdrúbal Padrón en el costado izquierdo de la UD. El resto, los mismos nueve hombres que batieron al Llagostera y arrancaron un punto en San Moix al Mallorca en la 2ª jornada.

Roque esperaba una oportunidad. Gritaba a los cuatro vientos, bajo el patrón de la humildad y el sacrificio, poder abrazarse con su afición y deleitar con su escuadra y cartabón. Y ayer, ante la telaraña del Lugo, con Pita y Seoane como elementos tóxicos, el futbolista teldense se puso el mono de trabajo. Con el kilometraje de 37 minutos en las dos primeras finales, ante el cuadro gallego completó 70. Tras un inicio algo tímido, en el que Javi Castellano y Hernán tuvieron un empuje descomunal, Roque esperó su instante. Se refugió en el juego salvaje de la UD, con los cohetes Nauzet Alemán y Asdrúbal en los costados. Pero fue a los 14 minutos, cuando Roque despertó del letargo. Buscó a Araujo en dos ocasiones y la conexión funcionó. En corte y en largo, el isleño comenzó a ganar presencia de forma interesante. Acarició el balón, portó el pincel y miró al lienzo.

Fue un combate sin descanso en el ring de Siete Palmas. Con más intervenciones del meta José Juan que de un inédito Raúl Lizoain -el portero isleño desbarató las dos intervenciones que tuvo-, Roque aportó calma. Fue un termómetro, marcó el grado preciso de la situación. Dinámico y creativo, con el viento a favor, y una bestia en labores de presión. La conexión con Asdrúbal derrumbó la muralla lucense. Frenado de manera salvaje por los rivales, la pegada de Araujo alzó el telón de la mejor superproducción de la categoría. Un baile de elegancia, de izquierda a derecha, Roque fue una pieza de salón.

Producto del cansancio y del estrés, el genio tuvo que pedir aliento. Oxígeno para el delineante. La acción más deliciosa del encuentro dejó lastimado al director de orquesta, que fue sustituido. Entró Vicente, y el equipo ganó repliegue, fue una piedra. Y Roque se llevó la ovación que llevaba esperando desde que se esfumó de la escena.

Tras dos años de peregrinaje por el desierto, el sureño, al igual que Araujo, cuenta con la predilección y la admiración de la grada. Ante la orquesta del Lugo, con sus violines y juego de fantasía, la UD fue muy superior. Un éxito por aplastamiento. Goleada para ascender a la segunda plaza y elevar a Roque a los altares. El tridente funciona y maravilla. Y el delineante se toma su venganza bajo una lluvia de aplausos. Es el nuevo príncipe.

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Con el duelo roto tras el tanto de Araujo se presenció la mejor versión del canterano

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Aferrado al esférico con maestría, Roque tuvo descaro. Sabía que era su noche

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-. | quique curbelo

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La pegada de acero del ´10´ amarillo

Araujo, una figura de pólvora. El delantero argentino de la UD firmó ayer dos nuevas dianas y se convierte en el pichichi de la categoría de plata con cuatro tantos -situación de privilegio que comparte con el azulgrana Don