El proyecto de autor de Paco Herrera, intratable en defensa, valiente en ataque, siempre con el balón como herramienta mortal, tiene una asignatura pendiente. Machacar al rival cuando respira al filo del abismo. En el universo de plata, no hay paraíso para almas piadosas. Prima el espíritu de supervivencia. El perdón es pecado mortal.

La UD, igual que sucediese en la penúltima jornada ante el Sporting -Muñiz vio la segunda amarilla en el minuto 52-, no supo traducir esta circunstancia favorable en el salto definitivo hacia la victoria. Ante el conjunto asturiano, esos 38 minutos de superioridad, aportaron el empate de Araujo (77') y un remate de Héctor que pudo terminar en victoria (90'). Y ayer, desde ese kilómetro 70, el bagaje ofensivo fue escaso pero repleto de veneno.

Hay que rebobinar la película del Villamarín. Fotograma a fotograma. Minuto 70. Perquis, por doble amarilla, se marcha a la caseta. La entrada sobre Vicente Gómez, en una zona sin peligro -en la banda izquierda del ataque isleño- cambia radicalmente el escenario de un duelo espeso. En esta batalla táctica, en la guerra de trincheras, el Betis renuncia al ataque y se limita a defenderse con disciplina. Julio Velázquez reacciona de forma inmediata. Agota los dos cambios que le restaban. Dos piezas defensivas (Bruno y Álex Martínez) aparecen en el teatro verde.

Bajo este caos, un gran pase de Culio, deja a Nauzet solo ante Adán que termina por sacar una mano milagrosa. La UD carbura, responde y se encuentra en plenas facultados de liquidar a su rival. Herrera destila paciencia, las imágenes de Canal Plus enfocan al primer técnico en plena conversación con su segundo, Ángel Rodríguez. Y en el 79, sale Valerón por Vicente.

El técnico amarillo se abraza con el centrocampista del barrio de Schamann, que había provocado la expulsión de Perquis y se estaba descolgando de forma diabólica hacia el jardín de Adán. "Le felicité, le dije que ése era el jugador que yo quería", concretó el técnico sobre el canterano, que no disputó ni un minuto ante el Sporting.

Guzmán (84') y Héctor (90') completaron la operación puntilla. Tres movimientos en los últimos diez minutos. Sin margen para hacer milagros, Valerón, con un toque de genio, dejó solo a Araujo ante Adán, tras una pared de mérito de Culio. El árbitro De la Fuente Ramos anuló la acción en un error clamoroso. El Flaco insistió buscando el pase perfecto, Guzmán fue una bala pero no hubo manera, faltó tiempo para derribar la muralla verde. Y aún así, el Betis buscó dos contras que acabaron en el mayor de los despropósitos.

La misma solución

Se da la circunstancia de que ante el Sporting, para buscar el empate, Herrera apostó por un doble cambio solo un minuto después de la expulsión de Muñiz. En ese partido sí valoró activar la revolución de forma inmediata. Valerón (entró en el 55' por Hernán) y Guzmán (entró en el 55' por Momo) aparecieron como reclamos de urgencia. Igual que ayer, con la salvedad de que el primer cambio -el jugador de Arguineguín- entró casi 10 minutos después de la roja que vio el defensa local Perquis y por tanto, con escaso margen para deleitar con su fútbol. Solo restaban 10 minutos para el final de la contienda. Guzmán, a falta de 5 minutos, encaró en dos ocasiones y su aparición se consideró bendita. De Héctor, poco se supo. Solo tocó un balón. "Estaban todos muy bien", se justificó Herrera, que dio una lección de trabajo defensivo a Velázquez. Sin embargo, faltó más mordiente en el tramo decisivo.

La UD lució su lado más cándido en ataque y reaccionó de forma tardía a la expulsión de Perquis. Aún así, completó méritos para ganar. Dio una lección en la retaguardia y recibió un bofetón arbitral que resultaría demoledor. Culio -que sumó ayer su segundo partido tras permanecer cuatro meses fuera de los campos- dio muestras de cansancio. Los gladiadores de Herrera dieron su vida por la victoria. Que no llegó por un centímetro. Ante un rival herido, faltó el golpe de gracia en un recital de furia.