Rafael Nadal sacó adelante un partido agónico, a la desesperada y casi sin fuerzas después de cuatro horas y 12 minutos de angustia, con mareos, deshidratación y calambres incluidos, y venció con un esfuerzo sobrehumano al estadounidense Tim Smyczek por 6-2, 3-6, 6-7 (2), 6-3 y 7-5, para pasar a la tercera ronda del Abierto de Australia.

"Una noche muy dura", dijo Nadal sobre la pista, quien aprovechó la oportunidad para calificar a su rival de "caballero por lo que ha hecho al final, algo que no todo el mundo hace con 6-5 en el quinto set", al referirse a la repetición de primer saque que Smyczek le concedió tras el murmullo del público que había desconcertado al jugador español.

"Había mucha humedad, pero no sé lo que me ha pasado. Ha sido un problema gástrico, creo, he tenido malas sensaciones y deshidratación al finalizar el primer set, y algunos calambres por alguna parte", explicó. "Esta humedad me ha pasado factura. Estaba muy cansado, he tratado de mantener la mejor actitud, pero es algo lógico, porque no estoy perfecto después de estar tanto tiempo fuera del circuito", añadió.

Smyczek parecía el rival perfecto para que Nadal se rodase más. Situado en el puesto 112 del mundo, procedente de la fase previa, sin título alguno, fue un rival mucho más complicado de lo que se preveía. Nadal empezó a afilar sus colmillos en el primer set que ganó con autoridad, pero las dudas comenzaron a surgir en una jornada con 32 grados.

Una llamada al fisio del torneo con 0-2 en el tercer set dejó claro que algo raro le ocurría. Rafa sentía mareos, deshidratación y calambres, y el doctor le dio una pastilla. Luego le hicieron llegar un suplemento rico en glucosa y Rafa mordisqueó un plátano y tomó zumo. Y se fue al baño.

Pese a perder el tercer set poco a poco empezó a mejorar su juego hasta remontar y hacerse con una de las victorias más duras de su carrera. Rafa Nadal se enfrentará en tercera ronda con el israelí Dudi Sela.