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UD Las Palmas - La crónica (jornada 22)

La UD se enroca contra el viento

Las Palmas empata, 0-0, con el Llagostera en un duelo definido por la dureza de los elementos - Ortuño debutó con los amarillos - Se impuso el miedo al error

La UD se enroca contra el viento

Parecía fútbol. Había un balón, once jugadores por cada bando y un terreno de juego en condiciones aunque fuera pequeño. Sin embargo, apenas hubo juego. Las Palmas se presentó en Palamós para medirse al Llagostera con cinco bajas importantes, varios jugadores con gripe y ante un rival rocoso. Pero, a pesar de esto, encontró en la crudeza de los elementos a su principal enemigo. El viento huracanado de la Tramontana sobre el Ampurdán frenó esta vez el paso firme de los amarillos. Tanto sopló y sopló que al final la UD de Paco Herrera se conformó con un empate, 1-1, que aprieta la lucha por el ascenso.

El entrenador de Las Palmas apostó por Ortuño en el once titular, tras apenas cinco días de entrenamiento desde su llegada. Además, Jonathan Viera aportó desde el inicio una dosis de su inmensa calidad en uno de esos campos minúsculos, helados, de césped irregular y sin apenas graderío, que la UD quiere despedir, de una vez por todas, con su sueño de un futuro en Primera. En este escenario en préstamo, la UE Llagostera, tan humilde como digno, planteó un partido a cara de perro. Pero fue el fuerte viento de la Tramontana, en una Costa Brava siberiana, el ingrediente principal en la adversidad. No fue un escenario cómodo para los amarillos. Todo estaba en contra y la memoria parecía revivir derrotas del pasado. Los Pajaritos, El Toralín o Santo Domingo, entre otros, son campos similares sin apenas fútbol y con pocas alegrías. Todo quedó así en la suerte de la batalla, del balón dividido, el choque, el rechace y las segundas opciones en un duelo en el que el esférico fue un balón de playa.

La premisa fundamental consistía en no cometer errores. Así, durante la primera mitad, los de Herrera tocaron con paciencia, buscaron la espalda del rival y no arriesgaron con pases peligrosos o sin cobertura. Había que evitar el error, pero apenas hubo fútbol y, poco a poco, la UD fue perdiendo su única baza, la dirección del viento. El partido se abrió levemente pasados los primeros 20 minutos. Araujo tuvo un disparo pero estuvo lento a la hora de armar la pierna. Tras esto, Vicente respondió con un disparo lejano que a punto estuvo de sorprender al meta del Llagostera.

Poco más. Se jugaba en un congelador o en un túnel de viento para forzar los límites de un prototipo. Pero, de repente, surgían pequeños oasis en un desierto sin fútbol. Viera y Hernán se juntaron para penetrar en el área rival con paredes en el 35. El centrocampista sacó un centro y Vicente buscó el remate. El central rival se adelantó por milímetros y evitó el remate con el 'uy' en la grada. En la siguiente jugada, Querol tuvo el gol, en la ocasión más clara de su equipo, en un despiste por la banda de Dani Castellano. Casto estuvo tan atento como veloz para reducir la ventaja del delantero, que busco la vaselina pero se encontró con los reflejos del arquero amarillo. Al borde del descanso, Araujo, esquinado en el área y con el portero superado, cedió el balón atrás para el disparo de Hernán, que chocó en la muralla del Llagostera. En el 44, Sergio León se escapó en una contra, el delantero local se dejó caer al sentir contacto. El colegiado castigó la falta con tarjeta sobre David García y Pitu estrelló la falta sobre la barrera. La primera mitad moría sin goles y sin apenas fútbol.

Un paso atrás

Tras el descanso, Ortuño cedió su lugar para la entrada de Christian. Las Palmas jugó con defensa de cinco y dos carrileros, pero lo hacía con el viento en contra y crecía, con ello, el peligro por alto. El equipo rival empezó a llegar con jugadas de peligro, con centros y balones sobre el área de Casto. Sin embargo no llegaba la acción con remate. Cerca del minuto 60, Araujo, sin oportunidades en el partido, volvió a aparecer. Controló un balón y disparó desde fuera del área pero su lanzamiento se marchó muy desviado. El argentino lo intentaba sin suerte. Unos minutos después, el 'Chino' se marchó en solitario cuando el central del Llagostera cortó el camino del balón con la mano. El árbitro no lo vio. Fue el único en el campo que no lo hizo. Herrera fue apercibido.

Con el balón convertido en un elemento indescifrable, faltaba un destelló de calidad para desnivelar el partido. Surgió Viera para asistir a Vicente en el área y dejarle un pase de gol. Buscó a un compañero pero la defensa azul y grana volvió a adelantarse. El partido pedía un gesto de clase y magia, algo distinto para acabar con la rutina y el aburrimiento. Pero no surgió.

A falta de 15 minutos, Guzmán entró por Vicente. En el 78, Hernán tuvo un remate de cabeza tras el saque de una falta botada sobre el área por Viera. El centrocampista llegó forzado y remató sin fuerza a las manos del portero. El tiempo se consumía. A falta de siete minutos, Simón vio amarilla por mano y el Llagostera amenazó la portería de Casto con un remate de cabeza que se marchó demasiado alto. Los equipos quemaron sus opciones. Solo un error en el partido podía deshacer el empate. Viera colgaba más balones, pero la defensa rival se mantuvo firme. Las Palmas parecía aceptar su destino y el Llagostera dio un paso al frente. Enric Pi tuvo un disparo, que se marchó alto y Pitu estuvo cerca del remate. Javi Castellano, en el repliegue de un córner, impidió una contra de gol. El Llagostera tuvo las últimas, primero, con disparo de Maso que despejó Casto a córner, y después en una falta ejecutada desde la banda y que desvió Pitu.

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