El universo sin Cristiano. Un poeta llamado Benzema. El Madrid recuperó sensaciones remontando a una Real que desapareció del Bernabéu tras la lesión del mexicano Vela, en una goleada con Benzema inspirado, en la que a Bale le dio tiempo a mostrar su cara individualista y la generosa (4-1). El regreso al 4-4-2 de Ancelotti devuelve el equilibrio tan perseguido por el italiano en el Madrid.

Sería un sistema inamovible si no tuviese la obligación moral de juntar a sus súper clase en un tridente ofensivo, pero la ausencia por sanción de Cristiano y la presencia del doble pivote plasmó, una vez más, que es la forma en la que el equipo blanco maneja los partidos. Y eso que comenzó con sorpresa, encajando en los primeros compases, como le ha ocurrido en tres de sus cuatro últimas citas.

Obligado de nuevo a remontar tras un despiste defensivo cuando no se cumplía el primer minuto en un saque de esquina que remató a placer Elustondo con un testarazo que vuelve a mostrar la gran carencia de los de Ancelotti. El arranque fue eléctrico en una tarde fría en la que llegó a caer agua nieve sobre el Bernabéu. No hubo tiempo para lamentaciones. Un centro de Marcelo medido a los tres minutos lo cabeceó a la perfección James Rodríguez para empatar. 180 segundos, dos fallos y dos tantos.

Con espacios encajó un gol el Madrid, vio cómo Canales rozaba el poste y cómo Casillas detenía en dos tiempos un disparo lejano de Elustondo. Sin embargo, la luz del equipo donostiarra se apagó cuando Vela se dejó caer al césped con preocupantes gestos de dolor agarrándose la rodilla derecha. No pudo seguir y el panorama cambió.

Marcelo seguía desequilibrando. Tras su asistencia de gol a James dejó solo a Benzema, que perdonó su primer pulso ante Rulli. El premio llegó al minuto 37 cuando Ramos, que se había quedado en su zona preferida tras una acción a balón parado, encontró el rechace a un disparo de Benzema para fusilar a la red. Cumplido el objetivo de voltear el marcador.

Las dos caras del expreso

El primer acto se cerró alimentando Bale su fama de 'chupón'. Se montó un contragolpe tres contra uno, con Benzema siempre generoso regalando el tanto tras superar la salida del portero. Cuando James estaba preparado para golpear de zurda de primeras, apareció el galés para quitarle el balón y chutar fuera. Un despropósito.

Debió de dar muchas vueltas en su cabeza la jugada porque en la reanudación mostró su cara más asociativa. Buscó combinaciones con continuidad, lanzó taconazos a paredes y asistió sin parar. La primera a Isco que buscó, sin éxito, con un misil al travesaño.

Bale comprobó que se ganaba aplausos de la grada. Inventó la jugada para asistir a Benzema en el tercer tanto. De tacón, volvió a conectar con Isco que no encontró puerta. La Real deseaba que corriese el tiempo mientras Benzema disfrutaba. Dejó uno de los goles de la temporada en el Bernabéu. Un derechazo con rosca desde el pico del área, que fue a la escuadra. Fue despedido con una ovación. Los pitos ya forman parte del olvido.