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Momo, un ejecutor letal para el líder

El talentoso jugador zurdo ha marcado ocho de los diez penaltis lanzados con la elástica de la UD

El centrocampista zurdo de la UD Jerónimo Figueroa Momo supera a Jacobo (Tenerife), en la Copa Mahou. J. CARLOS GUERRA

Nervios de acero y talento infinito en un pulso infernal. El secreto de un monarca en la ejecución. Catedrático de penaltis. De profesión: ejecutor desde los once metros. El extremo zurdo Jerónimo Figueroa 'Momo' (Las Palmas de Gran Canaria, 32 años) fue determinante en la última victoria ante el Mallorca (2-1) al superar al meta Cabrero en el minuto 89. Solo llevaba en el césped 120 segundos, el tiempo suficiente para lucir una determinación sobrenatural. Es el segundo lanzamiento que convierte en esta campaña liguera, ya que el anterior fue en Zorrilla ante el Real Valladolid (14ª jornada), en la acción del 1-1. Máxima efectividad para la apisonadora amarilla.

El alfil de oro burló al meta Varas y encarriló la victoria. Dos de dos y seis puntos para la UD, líder del planeta de plata con 47 puntos y 42 goles. La condición de lanzador infalible en esta edición liguera es solo una muestra de una aportación ofensiva de matrícula de honor.

Es el tercer máximo realizador -5 dianas- y además cuenta con 4 asistencias. Solo el pichichi amarillo Araujo (13 goles y 6 asistencias) y Nauzet Alemán (6 tantos y 6 pases) superan los registros del incisivo zurdo de El Cardón.

Coleccionista de ascensos

Momo debutó con la UD el 2 de febrero del 2003 ante el Elche en el Martínez Valero -de la mano de Yosu Uribe-. Afronta su sexta campaña de amarillo, la cuarta consecutiva de su segunda etapa, camino de lograr su mejor marca ofensiva con el conjunto insular. En la campaña 2002/03 completó 4 partidos y no vio portería. Se estrenó en Liga como goleador en la siguiente -2003/04- ante el Elche en el Gran Canaria -dirigido el cuadro isleño por el preparador David Vidal-. En esa curso firmó tres tantos.

Tras su paso por el Deportivo, Albacete y Racing, completó tres campañas mágicas en el Xerez. La mejor, la 2008/09, en la que terminó con 17 tantos [tres de ellos desde el punto de penalti]. Con el cuadro andaluz conquistó su primer ascenso a la liga de las estrellas.

Daría el salto al Betis, que de la mano de Pepe Mel, también abrió la puerta del paraíso de Primera. Y en el mercado invernal de la campaña 2011/12 regresó a la UD para coincidir de nuevo con Juan Manuel Rodríguez -anotó dos dianas en ese tramo final del curso ante el Celta de Vigo y Cartagena-.

Noche mágica ante el Racing

Su idilio con los penaltis alcanzó cotas épicas en la eliminatoria ante el Racing de Santander -diciembre del 2012 en la tercera eliminatoria de Copa del Rey-. De nuevo, como ante el Mallorca, en el minuto 89, el alfil aceptó la responsabilidad y batió al portero Mario desde los once metros para forzar la prórroga. También batió a Luis García del Huesca -17ª jornada de la 2012/13- en el Gran Canaria, en una actuación redonda, que cerró con otro tanto. En ese curo, terminó con cinto -entre Liga y Copa-.

En la pasada 2013/14 aceptó el reto de lanzar las penas máximas. Una responsabilidad que le llevó a abrazar la gloria: cuatro tantos. Sorprendió a Aulestia (del Hércules en dos ocasiones, una en Copa y otra en Liga), a Casto (ahora en la UD), cuando defendía la portería del Murcia en la Condomina. Y a Cuéllar (Sporting), en la 32ª jornada, para tritura al conjunto asturiano en el minuto 87. A esa cosecha de gloria, cabe añadir el pleno ante Valladolid y Mallorca.

En su expediente figuran los fallos ante el CD Mirandés -diciembre del 2012 en el Gran Canaria y sin consecuencias porque la UD ganó (2-0)- y ante el Barça B -26 de abril del 2014 también en el fortín de Siete Palmas-. Ante el filial culé sí tuvo consecuencias, al no poder el cuadro dirigido por Lobera evitar la derrota (0-2). Diez penas máximas, ocho aciertos y dos deslices macabros. El zurdo se ha ganado la etiqueta de sargento general.

Tras 836 minutos, Momo contabiliza 5 tantos y ya iguala sus mejores datos ofensivos pero aún restan 19 jornadas. El curso del ansiado ascenso lleva su firma barroca. Tantos desde el punto fatídico para reivindicarse en un navío invencible. El alfil pide paso a base de cañonazos. No le tiemble el pulso y sigue coleccionando víctimas. El meta Cabrero ya probó su veneno y está listo para lucir su nervio de acero desde los 11 metros. Cuestión de magia y fe ciega en su potencial. Los secretos del ejecutor.

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