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La ansiedad de Jonathan

Sus ganas de agradar al Gran Canaria en su regreso le jugaron una mala pasada

Jonathan Viera es presionado por Jesús durante la sesión de ayer. QUIQUE CURBELO

Jonathan Viera conoce la carretera por la que tiene que volver. El jugador ya está en el vehículo que quería y va en el buen camino, pero ante el Mallorca pisó el acelerador demasiado pronto. Después de mostrar una evidente progresión frente a Alavés y Llagostera, el sábado en el Gran Canaria le pudo la emoción del regreso a casa y se pasó de frenada. Perdió varios balones, algunos de sus pases no llegaron al destino esperado y no todos sus regates acabaron bien. Pero el de La Feria no paró de pedir la pelota y apareció por muchos lados del campo. Mostró la personalidad que se le pide pero las ganas de agradar a su gente le jugaron una mala pasada. Y él así lo admite.

"Me encontraba más nervioso que la primera vez. Estaba muy ansioso por hacer todo de golpe y fue una de las cosas en las que me equivoqué", admitió el jugador ayer en rueda de prensa. Paco Herrera, que no parece que vaya a multarle por su exceso de velocidad, declaró tras el partido que en la primera parte el equipo arriesgó demasiado, discurso que comparte el de La Feria: "De tres cuartos para adelante había que madurar la jugada y quisimos ser muy verticales cuando no se podía", señaló.

La opción más difícil

Después de reconocer el error llega el momento de trabajar para corregirlo y mejorar en el siguiente partido, algo en lo que ya trabaja Jonathan. Está llamado a ser uno de los líderes ofensivos del equipo junto a, por supuesto, Sergio Araujo y Nauzet Alemán. Y se espera mucho de él, algo de lo que es consciente y acepta el reto.

"Entiendo que se me exija", comenta. Es más, asegura que ese fue uno de los motivos por los que regresó: "Tenía otras opciones que quizás eran más fáciles porque no tendría ese rol de que la gente me exigiera más. Pero no me importa, sé que la gente espera mucho de mí y eso me gusta", indica con el mismo descaro con el que se mueve en el césped.

El estado físico es una de las claves de su rendimiento. Se trata de un jugador que necesita un extra de velocidad para marcar diferencias. Como ya ha demostrado tantas veces no es solo un jugador de visión de juego y pase, sino también eléctrico, un recurso en el que está trabajando.

"Físicamente estoy mejor de lo que esperaba, pero de tres cuartos para adelante la chispa que me hace falta es lo que más se busca de mí porque es la diferencia en esa zona del campo", explica Jonathan, conocedor de sus virtudes y lo que tiene que hacer para recuperarlas tras tantos meses sin competir. En este mes en la UD ha progresado y pronostica "una o dos semanas" para estar a tope.

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