El Real Madrid no pudo con la presión, empató 1-1 con el Villarreal y cedió dos puntos importantes en la lucha por el título de Liga tras completar un partido espeso, con ausencia de ideas y en el que sacó a relucir esa versión dubitativa que puede mandar al traste los títulos en los momentos cumbre. Fruto de toda esa espesura repleta de detalles, el Real Madrid completó una primera parte aburrida de las de verdad. Y eso que enfrente tenía a un Villarreal a medio gas, con muchos suplentes para intentar remontar al Barcelona con los titulares la eliminatoria de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey.

Con Vietto, Musacchio y Uche en el banquillo, y sin Soriano y Cheryshev, el cuadro castellonense se encomendó al orden para poner en aprietos a un rival que solo disfrutó de un disparo peligroso, obra de Bale, que realmente quiso centrar con su pierna mala, la derecha, para mandar el balón al larguero de Sergio Asenjo.

Ese fue todo el bagaje madridista en un acto inicial en el que el Villarreal pudo marcharse al descanso con ventaja. Iker Casillas, tan alabado como criticado, se encargó de dejar sin gloria a Gerard, que se estrelló contra el guardameta blanco en un mano a mano.

La sonrisa del capitán del Real Madrid fue la única que se vio en un jugador blanco a lo largo de los 45 primeros minutos. Era evidente que había que cambiar casi todo si el Bernabéu quería presumir de un liderazgo fuerte. Eso estaba claro.

Tal vez acuciado por esa necesidad, los hombres de Ancelotti aceleraron en la reanudación y obtuvieron un premio tempranero con un penalti que cometió Eric Bailly sobre Cristiano. El luso no falló y rompió su mala racha ante su público. Y, ya de paso, abrió el marcador. Sin embargo, a balón parado.

Entonces, Marcelino García Toral no se amedrentó y sacó al campo a Manu Trigueros y a Vietto para ir a por un empate que consiguió doce minutos después del tanto de Cristiano. Lo hizo Gerard, con una asistencia de Vietto, para empatar el duelo con un disparo desde fuera del área que esta vez no pudo parar Casillas.

Así al final, Ancelotti decidió sacar del campo a Isco para dar entrada a Asier Illarramendi entre los pitidos del respetable. También apostó por Jesé Rodríguez y Chicharito Hernández, pero el signo del partido no cambió.