El Athletic Club debía dar la vuelta al empate a uno de la ida en San Mamés y lo logró en la primera parte, con goles de Aduriz y Etxeita (0-2), ante un gris Espanyol, más conservador que en anteriores citas y sin capacidad de reacción tras el descanso, pese a mejorar con tres delanteros.

El Power8 Stadium vivió un ambiente espectacular, antes y durante el encuentro. Eso sí, ni la grada ni su equipo pudieron frenar a un contrario con más pegada e iniciativa. Ahora, los vascos se medirán al Barcelona en la gran final con la intención de conquistar su vigésimo quinto título del torneo del KO.

Las urgencias eran del Athletic y se notó en su intensidad desde el primer minuto. Los de Valverde no amenazaban a Pau, pero sí incomodaban al anfitrión, que buscaba un ritmo menos frenético. Aún así, ambos apostaban por los balones largos, sin dejar espacios atrás ni complicaciones. Sin riesgos.

Dos minutos antes de llegar el descanso, los leones asestaron un mazazo a Cornellà con el segundo tanto de la noche. El anfitrión necesitaba tres goles para pasar. Solo faltaba apelar a la épica en los siguientes 45 minutos.

Sergio González sacó a todos sus puntas. La ofensiva blanquiazul era absoluta y empujó al Athletic a su campo con facilidad. El Athletic aguantaba. Y no era fácil, ya que ahora el anfitrión presentaba su mejor versión. Al final, el sueño de la Copa terminaba para el Espanyol, mientras que el Athletic sueña con una nueva final.