La rotación del Herbalife Gran Canaria ha ido evolucionando durante la temporada y ayer, en el debut de Aleks Maric, se apreció lo que puede ser una tónica habitual hasta final de curso. El australiano tuvo minutos, menos de lo esperado por sus problemas de faltas, y desplazó las piezas del tablero. En especial a dos jugadores que venían ejerciendo de parches por costumbre y ahora deben dar un paso adelante. Se trata de Levon Kendall y de Ian O'Leary. El canadiense estuvo en su media de minutos, pero el californiano fue el gran afectado y, contra pronóstico, no jugó de alero sino que participó de 'cuatro'. El tiempo dirá si Paulí y Salin le han ganado la batalla de manera definitiva o si es una decisión puntual de Aíto García Reneses.
La llegada de Maric es bendecida por la necesidad de un jugador de su corpulencia para sustituir a Tavares. Desde el principio del curso la plantilla amarilla ha sufrido el lastre de tener a un ala-pívot como Levon Kendall, capacitado para marcar diferencias en ese rol, jugando de 'cinco' y sufriendo lo indecible ante rivales de mayor peso. Maric dejó señales positivas frenando en un uno contra uno a Bojan Dubljevic, bloqueando en ataque a Sam Van Rossom para dejar solo a Albert Oliver y corriendo un contragolpe para anotar su única canasta.
Cinco faltas en siete minutos
Jugó tan duro como había prometido el ex del Granada. Tanto que en menos de siete minutos de partido ya había hecho cinco faltas y se fue eliminado. No le condicionó estar al filo de la eliminación y realizó la quinta cuando debía. Pero notó las diferencias de proceder de la liga iraní. Pese a haber sido elegido en la 2009/10 en el quinteto ideal de la Euroliga con el Partizán de Belgrado y a tener una Euroliga en su currículum, dejó claro en sus minutos que no ha llegado en plenitud. Aún así, puede ser de gran ayuda por su dureza.
En ese sentido Aíto García Reneses se mostró positivo sobre su estreno: "Lo valoro bien. Creo que no es fácil llegar y besar el santo, pero bien. Ha tenido mala suerte en que haya fallado ese mate en el contraataque", se lamentó. En referencia a las faltas, entiende que "hay que verlo": "Tiene que aprender que normalmente no hay problemas cuando tienes contacto de cuerpo, pero sin embargo si tienes contacto de manos lo pitan. Y eso tengo que verlo a ver si es verdad que es así", resumió sobre las faltas señaladas por los árbitros al australiano. En definitiva, concluyó que "su ritmo ha estado bastante bien, no es fácil entrar en un equipo y creo que nos va a ayudar también en la fuerza interior".
De esa agresividad ha pecado en toda la temporada Levon Kendall. El canadiense, en una acción similar con Dubljevic que previamente había frenado Maric, no pudo impedir que el serbio se girara y anotara casi a placer en su duelo individual. Sus virtudes son otras, y muchas, y por eso ha tenido tanta continuidad en los planes de Aíto García Reneses pese a que en varios encuentros se ha mostrado blando en defensa. Como ayer. Precisamente ha sabido utilizar en algunos partidos ese argumento a su favor, como en los cuartos de final de la Eurocup ante el Pinar Karsiyaka. Lo que perdía en defensa lo ha ganado en ataque en muchas ocasiones. Ante pívots con poca movilidad ha logrado quedarse solo y sacar a relucir su buena muñeca de cinco metros.
Es lo que se espera que haga a partir de ahora con más frecuencia. Ayer no lo hizo, también condicionado porque combinó ambas posiciones y acabó perdido. La idea parecía ser que se juntara con Maric, pero sus faltas hicieron que el canadiense jugara también de pívot. Y lo pasó mal.
El efecto dominó también incluye a O'Leary, que ha sido relegado al undécimo lugar en la rotación. Entró en ambas ocasiones por las faltas de Maric y jugó de ala-pívot. Se esperaba que tuviera minutos de alero, como al inicio del curso, pero parece que entre Oriol Paulí y Sasu Salin le han ganado la partida ya que el finés también se puede desenvolver en ese rol.
Jugó apenas seis minutos el californiano, siempre con Kendall a su lado de 'cinco', y no tuvo minutos en la segunda parte. Toca esperar a las próximas jornadas para saber si es una decisión sin retorno.
