Adiós a los experimentos. Comienza el combate infernal. Los Figueroa liquidan el trámite para un sello invencible y abren la puerta a la última estación para el cielo. Aterrizaje en el playoff vestido de Armani. La UD, con los goles de los hermanos Momo y Héctor, y Alfredo Ortuño, supera al Deportivo Alavés (3-2) y da carpetazo a la fase regular de una manera insultante. Cinco victorias consecutivas, 78 puntos y 73 goles. Los registros de una versión amarilla de récord en la categoría de plata que afronta el miércoles el tercer playoff consecutivo, desde las 19.00 horas, ante el Real Valladolid -con la ida de las semis en el Nuevo Zorrilla-.

Herrera sigue jugando al despiste. No descubre la incógnita mágica del once que pisará el planeta violeta. Ayer, apostó por Casto Espinosa de inicio [que dejó atrás su lesión en el gemelo], con el canterano Nili -que debutó y se retiró lesionado-, Marcelo Silva, Christian Fernández y Dani Castellano en la retaguardia. En la zona de creación, Hernán y Jesús portaron el estandarte. Con Guzmán y Vicente como piezas de más peso en ataque, Momo y Ortuño ejercieron de estiletes. Fue una fusión entre titulares y piezas con aroma a nostalgia, que no contarán para la eliminatoria de semifinales y tuvieron su particular despedida. En la grada se quedaron Ángel López, David Simón, David García, Javi Castellano, Culio, Viera y Araujo. Descartados en Liga y titulares para un playoff con aroma a venganza.

Solo estaba en juego el honor y opositar por una plaza en la lista de Herrera. Tras unos minutos de tanteo, Despotovic aprovechó una indecisión de Christian para encarar a Casto. Tras firmar una vaselina, el esférico se marchó por unos centímetros (9'). Manu García, desde la frontal, probó los reflejos del meta que despejó de forma poco ortodoxa. Marcelo Silva (13') dio un golpe sobre la mesa y congeló la dictadura vitoriana. La UD, con Vicente como mimbre más elegante, recuperó el guión del duelo.

Hernán -que había sido baja por lesión en las últimas cinco jornadas- acusó el tiempo en la enfermería y fue de menos a más. Se le vio superado, agonizando en exceso ante Beobide y Manu García. Por criterio y colocación, suplió las carencias físicas y terminó a un nivel aceptable, bajo el vendaval de patadas del bloque de Alberto López.

Guzmán, en su primera cabalgada, cayó en el área de Manu y Medié Jiménez miró al tendido. Sí pitó una mano dudosa de Galán, tras un sombrero de Vicente (26'). El centrocampista le entregó el balón a Momo, y el alfil de oro engañó a Manu para lograr el séptimo tanto del curso. Una genialidad que fue el aperitivo de una actuación portentosa. Desborde, elegancia y último pase. Empezó el festival.

Cuestión de orgullo

Nili fue osado, aportó descaro en su autopista. Fue amonestado a la media hora pero dejó fotogramas de diamante. El visitante Beobide cayó en la trampa de Christian. La figura del zaguero cántabro, con la cabeza rapada, comenzó a crecer. Acabó de forma sobresaliente.

La UD sometía al Alavés, que se acercaba de forma tímida para terminar triturada por los gigantes. La más peligrosa fue desbaratada por el propio Nili en la línea de gol. Vicente fue amonestado en esa guerra de trincheras en el centro del campo (42'). Morir por cada centímetro. En el costado izquierdo, Momo controló el esférico y brindó un centro con cianuro a la cabeza de Ortuño. El punta murciano, anclado en la melancolía, ejecutó a Manu sin piedad. 2-0 y descanso. La fragancia mortal de la efectividad.

El segundo acto tuvo a Nili como pistolero sorpresa. Probó fortuna con un centro que rozó el larguero (46'). Hernán, tras robar el balón a Einar, se plantó solo ante Manu pero disparó al parking de la Curva. A la hora de partido, Nili se retiró por una lesión muscular ovacionado y entraron Tana y Héctor (60').

La garra del francotirador

Casto, por su parte, demostró estar listo para Pucela. Dos buenas salidas de puños y una estirada de superhéroe. Guzmán se montó en su descapotable y el centro lo remachó a la red Héctor (63'). Por fin, dejaba atrás su sequía en un curso sin oportunidades. Tuvo su particular venganza con un tanto de bandera.

Y Juli recortó distancias (64') y Despotovic (80') puso en peligro la quinta victoria consecutiva. Esta UD llega como un rodillo, es una bestia despiadada por la gloria. El resto, una lluvia de detalles y el regreso del francotirador. El príncipe del milagro. Tana dejó una ruleta mágica y Nauzet -tras pasar por el quirófano y 9 jornadas de baja- completó 20 minutos entre el temor y la furia. 51 días después de ser operado de la clavícula luchó como un titán. Estira su proceso y se perfila protagonista. Adiós a la Liga, bienvenidos a la promoción. Espera la leyenda para este rodillo.