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40º aniversario del adiós de un ídolo

Los grandes, grandes, nunca mueren

Los grandes, grandes, nunca mueren

Escribir sobre Tonono me pone feliz y, al mismo tiempo, me causa un gran dolor.

Es raro encontrar esas cosas juntas, pero mi historia a su lado fue así, llegué a la Union Deportiva y ya lo conocía, no porque hubiésemos hablado, sino porque nos enfrentamos en un partido de Argentina y España en el Estadio Santiago Bernabéu que España nos ganó 1 a 0 con gol de Asensi; o sea, que al llegar al equipo sabía que un referente muy importante era Antonio.

Ahí lo conocí mucho más, serio, muy buen compañero, disfrutaba de las bromas que hacían los demás y era, casi sin hablar, la "voz" cantante del equipo.

No necesitaba hablar, con su sola presencia y su mirada, todos sabían si estaban haciendo las cosas bien o mal.

Como jugador no descubro nada, ya lo sabéis, un gran tiempista, sabía cómo y cuando ir a cortar, ordenaba, manejaba el fondo del equipo y a partir de ahí era un referente para los que jugábamos en la mitad del campo.

Cuando me fui de vacaciones el primer año, ya que no podía jugar la Copa del Rey por ser extranjero, me encontré en Buenos Aires con la triste noticia.

No lo podía creer, me parecía algo que no podía pasarle, era para mí indestructible, fue un gran golpe y esa tristeza que vuelve a mi memoria al recordarlo.

Cuando volví a la Unión Deportiva ya estaba Heriberto Herrera como míster del equipo y no encontraba alguien que lo reemplazara. ¡Claro, Tonono era irreemplazable!.

Un día, en un entrenamiento, Heriberto Herrera me pidió que me pusiera detrás de la defensa para trabajar con ellos, lo hice sin pensar que había detrás una intención de probarme; al terminar la práctica me dijo: "muy bien, mañana jugás de líbero".

Me sorprendió, pero me di cuenta que me estaba transmitiendo un mensaje de Antonio, una posibilidad de vestir de la mejor manera la que siempre iba a ser su camisa, y ahí me sentí feliz, otra vez, recordándolo.

Como les dije al comienzo se juntan la alegría del recuerdo y la tristeza, pero siempre digo lo mismo: "Los grandes grandes, tienen que morir dos veces, una la natural y la otra en la memoria de cada uno de nosotros", y eso, con Tonono, nunca ocurrirá.

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