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Triatlón 'Ultraman United Kingdom' 2015

Un 'hombre de gofio' en Gales

El principado británico acoge una de las pruebas más exigentes del mundo de la resistencia deportiva

Un 'hombre de gofio' en Gales LP/DLP

Cuenta la historia griega que en la ciudad que protege su diosa guerrera -Atenas- se disputaba una batalla en la llanura de Maratón contra la civilización Persa. Uno de los emisarios griegos debía llevar información desde el lugar del enfrentamiento hasta la ciudad. La distancia entre estos dos lugares era de 42 kilómetros, y en el ansia de llevar la misiva cayó muerto a su llegada. Dos mil quinientos años después, el ser humano compite hasta los límites de entrega física.

Una de las grandes exigencias deportivas modernas son los denominados Ultraman. Una prueba reservada para los mejores atletas del deporte de resistencia. 515 kilómetros de recorrido en tres jornadas diferenciadas entre las disciplinas de natación, ciclismo y carrera a pie, es lo que le espera a Alejandro Santana Angulo en el principado británico de Gales a partir de hoy, día 4 de septiembre. Su mérito, más allá de ser el primer canario en acudir a una prueba de este calibre, reside en los entrenamientos previos que debe exigirse y el propio montante de traslado hasta tierras británicas y los apoyos logísticos que debe utilizar durante la realización de la prueba.

Uno de los requisitos para disputar el Ultraman de Gales es haber finalizado una prueba Ironman. Esta prueba, de origen hawaiano, está considerada como la competición más exigente dentro de los triatlones. 3,86 kilómetros a nado; 180 kilómetros. en bicicleta; y 42,2 kilómetros. de carrera son las medidas a completar en cada disciplina.

Exigencia volcánica

En Canarias se puede presumir de albergar el Ironman más severo de los existentes. Lanzarote celebra durante el mes de mayo la prueba por el espigado recorrido de la Isla. Alejando Santana acudió a la última edición, en donde se encontró brazadas que luchan por una calle limpia, pendientes sinuosas que exigen un esfuerzo impensable en los gemelos y el peor de los muros sicológicos en un maratón que hay que finalizar con la carga de kilómetros recorridos hasta entonces. Todos estos inconvenientes los enfrentó con los mejores apoyos por parte de los miembros de su equipo, formado por Rai, Fauna y Carmen. Una vez terminada la prueba conejera, Santana ya tenía el billete para el Ultraman de Gales, uno de sus objetivos de la temporada.

Una prueba que lleva en la mente del atleta desde principios de año y que conlleva un esfuerzo titánico de entrenamientos y un sacrificio económico elevado para su participación.

Entre semana, la carretera del Norte es el hábitat de Santana -cuando su trabajo en el servicio militar se lo permite- para su entrenamiento de bicicleta. Fontanales, Agaete, Moya o Guía son las localidades que pueden apreciar a este atleta recorriendo sus carreteras. Los fines de semana prefiere aprovechar la escasez de tráfico en dirección sur para hacer tiradas más largas. Las zapatillas del corredor gastan suela por la Avenida Marítima, el Paseo de Las Canteras o el Parque Romano. Y la sesión de nado la realiza en el Club Natación Las Palmas, en donde también realiza los ejercicios de gimnasio.

Mochila pesada

Poder competir en la prueba galesa no es moco de pavo. Los participantes deberán costear todo lo referido a su presencia en el principado. De ahí el escaso número de competidores -14 hasta el día del inicio de la prueba-.

Los que acudan a Gales deberán portar su propio equipo, de al menos dos personas, que tendrán la función del cuidado del propio atleta: hidratación, alimentación y sostenibilidad física, que cae en responsabilidad del fisioterapeuta Rubén Méndez (masajes, descarga muscular, etc.).

Entre las funciones del equipo también consta la de guiar al atleta durante la prueba. La organización tiene el detalle de facilitar un libro de ruta que tendrán que estudiarse para hacer el recorrido, haciendo tan partícipes a estos como al propio deportista.

El avituallamiento y el equipaje de Alejandro corre a cargo de su propio bolsillo. Inscripción, viaje, hotel y demás entresijos asciende a un montante cercano a los 2.500 euros. Una cuantía que podría ser subsanada por parte de algún esponsor deportivo, a los que el propio atleta ha acudido a solicitar ayuda y le ha sido denegada.

La fuerza y el honor canario, por seguro, estará defendido por este hombre de hierro.

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