Entre el carisma arrollador de Miguelo Betancor, la corrección política de Antonio Morales -presidente del Cabildo- y el cúmulo de emociones que se amontonaron el miércoles en la sala de prensa del Gran Canaria Arena -abarrotada por gente del baloncesto- , unas palabras de Ángel Víctor Torres -vicepresidente y consejero de Deportes de la corporación insular- casi pasaron desapercibidas. Quedaron atrapadas en una especie de nebulosa de tan manoseadas que están, no por su importancia. "Se pretende que el club [el Granca] se entregue a la sociedad y que la entidad dependa menos de lo público", apuntó el representante del PSOE. Y justo en eso está la entidad claretiana, que para la temporada 2015-16 cuenta con un presupuesto que ronda los siete millones de euros y en el que el Cabildo -administración pública propietaria de la Sociedad Anónima Deportiva- garantiza el 45% de los ingresos.
Esa cifra, que aún anda lejos de las pretensiones del Cabildo -que aspira a más autosuficiencia del Granca en materia económica-, da continuación a un progresivo descenso de las aportaciones de la corporación insular -durante los últimos cuatro años- para cuadrar las cuentas de la entidad claretiana. Desde 2011 hasta 2015, el porcentaje de gastos del club que cubrió la administración pública ha descendido 12 puntos: del 61% del ejercicio 2011-12 hasta el 49% alcanzado durante el curso anterior.
Línea constante
La disminución del gasto público en las cuentas del CB Gran Canaria ha sido evidente durante el último lustro. Así, el primer paso evidente en ese sentido se registró en 2012: el Cabildo pasó de proteger el 61% de los ingresos del club deportivo a asegurar el 57%, línea constante que se mantuvo ligeramente durante la campaña siguiente, la 2013-14: se bajó dos puntos -del 57% al 55%-.
Ahora, sólo dos años después de esos datos, el desafío en los despachos de la entidad de la Vega de San José es más ambicioso y marca la frontera en 10 puntos menos de gasto por parte del Cabildo en comparación con el cierre del curso 2013-14: el objetivo, en el primer año de Miguelo Betancor en la presidencia, es bajar hasta el 45% .
Para entender esta mejoría en las cuentas del Granca hay que reparar en el aumento de los patrocinadores privados, el mayor rendimiento para la captación de ingresos que genera el Gran Canaria Arena y el espectacular incremento en el número de abonados -hace cinco años apenas se rondaban los tres mil socios y al cierre de esta edición la entidad claretiana ya rozaba las 7.400 butacas reservadas en su pabellón para la nueva temporada-.
Con Herbalife como patrocinador principal, en una relación que arrancó en 2012 y que está garantizada hasta 2018 -a cambio del abono de una cantidad que ronda los 600.000 euros por ejercicio-, el reto del club claretiano es agrupar más capital privado en el capítulo de ingresos para, poco a poco, desligar al Cabildo de una obligación que adquirió el 30 de junio de 1992, cuando -a través de la Fundación Canaria del Deporte- se convirtió en el accionista mayoritario del CB Gran Canaria.
La adaptación a los nuevos mercados, la captación de personas vinculadas al baloncesto y al tejido empresarial de la Isla, el turismo -con la utilización del club como vehículo promocional- y la creación de foros de reflexión aparecen en la hoja de ruta de Betancor para dar forma a un nuevo Granca.
