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El capitán de la generación del 87

Tomás Bellas, junto a Beirán o Rey, formó la base del Granca en los mejores años del club

El capitán de la generación del 87

El Granca, en 2009, llevaba ya un tiempo instalado en la élite de la ACB. Era un elemento habitual en las fases finales de la Copa del Rey y en el Playoff por el título de Liga, pero parecía un hamster enjaulado: se mataba a correr y correr miles de kilómetros encima de una rueda para llegar al mismo punto, los cuartos de final de cualquier competición.

Con ese límite como punto de partida, Himar Ojeda y Pedro Martínez rediseñaron el proyecto deportivo del club claretiano. Y la reconstrucción empezó a partir de un cambio generacional: profesionales como Marcus Norris, Jim Moran o Sitapha Savané cedieron poco a poco protagonismo a jugadores que, a partir de ese año, se unieron a un proyecto que alcanzó su cenit en las temporadas posteriores -al alcanzar las semifinales de Copa y Playoff en 2013 o la final de la Eurocup en 2015-.

En todos esos éxitos estuvo presente Tomás Bellas. Y lo hizo como capitán y como elemento clave. Sin embargo, no fue un camino fácil el que trazó el jugador madrileño hasta convertirse en una pieza indiscutible dentro del Granca. Su contratación fue una apuesta personal de Himar Ojeda. Recomendado por David Brabender, el entonces director deportivo se fue hasta Extremadura para reclutar a un base formado en la cantera del Real Madrid y sin apenas experiencia en el baloncesto profesional.

Bellas, que tuvo que abonar una indemnización de unos 9.000 euros para rescindir con el Cáceres 2016, no tuvo un debut agradable en la ACB. El 11 de octubre de 2009, en la primera jornada del curso, el Granca cayó ante el Joventut (67-69) y los números y las sensaciones del base -no anotó, no repartió asistencias e hizo valoración negativa en 13 minutos en pista- generaron dudas sobre su capacidad para jugar en la élite, sospechas que se mantuvieron durante meses alrededor de su figura.

Frente a la desconfianza del entorno -afición, prensa y parte del club, incluso-, Bellas dio un paso al frente todos las campañas. Su progresión fue constante y cada curso, ante bases como Norris, Green, Scheyer, Alvarado u Oliver, siempre, a final de cada temporada, acaparó la condición de uno titular del Granca.

Junto a Beirán y Xavi Rey lideró la generación del 87, un grupo de jugadores elegidos por Himar Ojeda para darle la vuelta, como un calcetín, al equipo claretiano. Los tres, adaptados a la Isla e identificados con el club, formaron parte del mejor Granca. Ahora, ninguno sigue. Y al club es difícil reconocerlo.

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