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Carreras por montaña

Un ángel de la guarda

Fernando Llopis corre una gran carrera de montaña en favor de las enfermedades raras

El corredor valenciano Fernando Llopis posa con su camiseta del grupo solidario Cazarettos. JUAN CARLOS CASTRO

Es su ángel de la guarda, el motor de su existencia, la razón por la que corre por senderos, barrancos, cascadas,... El valenciano Fernando Llopis arriba a Gran Canaria para participar en una gran carrera de montaña por su hijo Ángel, de 9 años, que falleció hace un año y medio por una malformación de la vena de Galeno en el cerebro. Integrante del grupo Cazarettos de ultrafondistas aficionados, Llopis competirá con un claro objetivo: recaudar dinero para la investigación de las enfermedades raras.

Junto a la plataforma Un grano de arena y su reto Illumina-te, este conductor del pueblo de Sueca ayudará al Instituto de Investigación de la Fe de Valencia para adquirir un secuenciador -máquina especial-, que permita el estudio de más genes para diagnosticar y tratar las enfermedades raras que no se conocen. "A poco que yo haga en la carrera, todo suma. Para un niño que está enfermo y la familia mareada, que no sabe ni por dónde tirar, la máquina facilitará el diagnóstico y tratamiento", explica.

La entereza de Llopis deja perplejo a cualquiera cuando pronuncia el nombre de Ángel, que corrió la Nadalenca -la San Silvestre del pueblo de Sueca-, tras superar 10 operaciones cerebrales. "Siempre estaba riendo, es un superhéroe. El que quiere puede, y el esfuerzo que hizo fue una lección de vida para superar situaciones difíciles. Con poco se puede ser feliz", comenta. Para Llopis el asfalto y la montaña es su vía de escape. "Necesitaba volar. Me da vida correr carreras largas, me une mucho a mi hijo, lo tengo más presente. Ya no podemos hacer nada por él, pero sí por otras familias y se puede dar vida", señala.

Ángel le ha dado fuerzas para todo, y en su memoria, dejará unas cenizas y varias fotos en el Garañón. Es la tercera vez que visita Gran Canaria, de la que quedó prendado el pasado octubre cuando vio jugar al Villarreal de su corazón contra la UD Las Palmas en Siete Palmas. "Me enamoré de la Isla incluso con la tromba de agua que cayó esos días", afirma.

El colectivo al que pertenece, Cazarettos, organiza carreras o marchas solidarias para ayudar a familias de personas con "enfermedades especiales", como las llama Fernando, "porque tenemos mucho que aprender de ellos".

Llopis reclama mayor integración social de este colectivo. "He vivido mucho la parte humana, he visto sufrir a mi hijo y a muchos niños, además el rechazo de la gente, y eso es lo que rompe el corazón", apunta.

Las piernas de Fernando Llopis ya acumulan un amplio kilometraje. Como promesa a su hijo, recorrió la distancia entre Madrid y Valencia (más de 360 kilómetros), meses después de que falleciera. "Ahora tenemos un angelito allá arriba también que nos empuja, en el cielo y aquí, porque ha dado vida, sus órganos también fueron donados a niños", apunta.

El corredor valenciano también ha participado en ultratrails de 70 kilómetros como el de Botamarges, además de las pruebas de Valencia, Javalambre y el desafío de Lurbel. Todas en ocho semanas.

Fortaleza mental

"Me gustan los retos y sé que mentalmente estoy muy fuerte. La preparación física en carreras largas y retos solidarios nunca se sabe hasta qué punto estás bien para entrenar, porque son unos kilómetros que no llegas a hacerlos en el entreno, y siempre te queda la duda, pero las piernas te llevan donde tu mente te dice", asegura.

Además de contar con la preparación adecuada, "te tiene que salir el día", porque en las distancias largas, pueden pasar cosas impredecibles para los corredores como dolores de estómago, caídas, calambres, ... pero Fernando piensa siempre en positivo.

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